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La locura se instala en Las Gaunas para hacer feliz a la UD Logroñés

La UD Logroñés empata con el Badajoz y pasa a semifinales del playoff

Hay una máxima que la afición de la UD Logroñés repite cada fin de semana. “Dicen que estamos locos de la cabeza…”. Lo que no sabían hasta este domingo sus seguidores es que sus jugadores lo están más. Sólo así se entiende el partido que casi 10.000 personas han presenciado en Las Gaunas. Bendita locura. Maldita locura. Dulce locura. Cinco goles en menos de cuarenta minutos… y otro tanto en la segunda parte para resolver la eliminatoria a favor de los blanquirrojos.

No recuerdan los más viejos del lugar un partido así. Una gesta que desde ahora nadie podrá borrar de su memoria porque el encuentro ha sido de los que hacen afición y paralizan los corazones a cada instante. “Todo el mundo tiene un plan hasta que les golpean en la boca”. La frase se le atribuyen al boxeador Mike Tyson, pero a saber quién la dijo de verdad. Y qué más da. Nadie puede estar cuerdo en este loco mundo del deporte. Y menos, en un playoff. Cada balón enloquece hasta al más taimado.

Hagamos una crónica casi del minuto a minuto para ver de qué ha ido la película y así no nos perdemos. La UD Logroñés llegaba al partido con un 0-1 favorable de la ida, cosechado en el Nuevo Vivero gracias a un gol de Ñoño. El ‘Messi de la Bahía’ iba a ser protagonista también en la vuelta. Antes del minuto 10, una falta salida de sus botas acababa en la portería defendida por el riojano Enrique Royo. Se lo apuntamos a Francis Ferrón en propia puerta porque la tocó con la cabeza.

Sólo dos minutos más tarde (12), Tony Abad hacía un penalti clarísimo sobre Ander Vitoria al agarrarlo en el área pequeña y Ñoño lo fallaba de manera estrepitosa. Para el 16, Francis Ferrón ya había enmendado su error con un gol, esta vez sí, en la portería local. Disparo desde fuera del área e inútil estirada de Iván Buigues (1-1). Como los ánimos estaban caldeados, parón para refrescarse en el minuto 30. Y entonces, más locura. Más intensidad. Si no lo ves, no lo crees.

David Martín hacía el 1-2 con otro disparo desde fuera del área y otra inútil estirada de Iván Buigues. Corría el minuto 31. En el 33, una falta casi en el córner botada por Ñoño y sus tobillos de porcelana andaluza le dejaba el balón en el primer palo a Caneda para que cabeceara por toda la escuadra. El abuelo del fútbol español ponía las tablas. 2-2 y manos a la cabeza de todos los presentes. Ay, Dios mío. Ay, Dios mío. Sí se puede. O no. Vaya vuelcos. Pobres de aquellos que tienen problemas de corazón.

Antes del descanso, la felicidad volvía a cambiar de bando. Otra vez a balón parado. Francis Ferrón cabeceaba un excelente córner visitante e Iván Buigues ni la veía pasar por delante. Remate cruzado desde el primer palo al segundo y 2-3. A celebrar. Y en el global, 3-3, pero bienaventurados aquellos que marcan más goles fuera de casa. Tiempo de descanso, tiempo de ir al psiquiatra, tiempo de ir al cardiólogo.

Pero quién quiere estar cuerdo cuando el fútbol te brinda una locura pocas veces vista en el playoff. Cuando más asentado estaba el Badajoz sobre el césped de Las Gaunas, sin apenas jugarse ni un minuto seguido con el balón en movimiento, Sergio Rodríguez ha sacado su as de la manga. El técnico logroñés ha roto las cadenas que retenían a Marcos André en el banquillo por sus molestias físicas y ha apostado todo por el cohete de San Luis.

El delantero brasileño ha pisado el terreno de juego en el minuto 60. Para el 68, el meta Enrique Royo ya le estaba derribando dentro del área y el colegiado Palencia Caballero no tenía otro remedio que pitar penalti. No iba a fallar esta vez la UD Logroñés. Disparo fuerte a media altura. Gol de Andy. La felicidad que volvía a cambiar de lado y la esquina de los aficionados pacenses enmudecía. 3-3 en el marcador, 4-3 en el global de la eliminatoria. Ay, mi madre, qué calvario.

Así hasta el pitido final. La locura, como la tormenta, tampoco puede ser eterna. De serlo, los futbolistas tendrían que cambiarse los gemelos al día siguiente. Siempre acaba llegando la calma. Tarde o temprano, llega. Y depende del momento en el que lo hace, la sonrisa está en un lado o en el de enfrente. En esta ocasión, la moneda ha salido cara para los riojanos y cruz para los extremeños. La escuadra blanquirroja avanza a las semifinales del playoff de ascenso a Segunda y el Badajoz cae dignamente en Las Gaunas con medio millar de los suyos apoyándole desde la grada. La fiesta del fútbol en Logroño. La locura de la UD Logroñés.

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