La Rioja

Fallece el exdirector de El Correo en La Rioja, Martínez Estebas, a los 64 años

La sonrisa de José María Martínez Estebas, como sus propios compañeros le identificaban, ha dejado de lucir. Este sábado el que fuera director de la delegación de El Correo en La Rioja, entre 2004 y 2010, ha fallecido a la edad de 64 años.

El funeral tendrá lugar el lunes día 20, a las 17.30 horas, en la iglesia parroquial El Espíritu Santo de Logroño.

“Jose Mari se movía habitualmente entre la sonrisa, la risa y la carcajada. Resulta difícil olvidar aquella sección de El Correo ‘Un día en la vida de…’ que él alentó con su entusiasmo contagioso de los veinte años”. Así arrancaba la crónica de Crescencio Cañas -quien fuera antes que Estebas director de la delegación de El Correo en La Rioja-, en la ‘Primera plana’, la hoja informativa editada por la Asociación de la Prensa de La Rioja, el sábado, 24 de enero de 2015. Era una forma de homenajearle cuando llegó su retiro.

En dicho artículo, Cañas le definía como “hombre hábil” y con “simpatía”, “que se movió como pez en el agua entre sus compañeros de trabajo ya fueran estos de El Correo, La Rioja o Radio Rioja, los medios que había entonces…”.

“Hablar de José María Martínez Estebas es hacerlo de la prehistoria del periodismo riojano. Él ya funcionaba cuando aún las linotipias derretían plomo en los talleres de la competencia, que es tanto como decir cuando el ‘viejo’ aun mandaba y sus gobernadores civiles actuaban a sus órdenes como sátrapas vocacionales en sus palacetes de provincias”, aseguraba con ironía Crescencio Cañas.

Su origen en el periodismo se remonta a los años 70, cuando “era un muchacho que aun no había terminado la mili. Vivía en el cuartel y ya conseguía que el cabo, o el capitán o el general, ¡qué sé yo! le diera los días libres para trabajar en el periódico. Antes de todo esto, él ya había saboreado las mieles del duro Lumbreras Pino que pastoreaba a sus muchachos manu militari”.

Entre sus características profesionales, tal como señalaba Cañas, “José Mari se sintió siempre a gusto en la crónica de calle, más o menos trascendente, y demostró su habilidad innata en la relación con los políticos de entonces. Más que por dedicarse a ellos, por ganar su confianza y sacarles no pocas primicias”.

La crisis de los medios de comunicación también le afectó. En palabras de Crescencio, “a José Mari le tocó afrontar el suceso desde la primera línea de fuego. Fue durísimo y él, que en buena parte propició el ascenso en su parcela, más tarde, merced a esa dichosa crisis, hubo de aceptar (expresamente no se utiliza al verbo tomar) decisiones que le quitaron muchas noches de sueño”.

Eso significó el traslado a la sede central de El Correo en Bilbao. “En la casa madre desempeñó responsabilidades nuevas y gozó otra vez con su trabajo. Y, más tarde, regresó. Fue un regreso casi imperceptible para entrar (de momento como meritorio) en el vasto campo de la jubilación”, concluía Cañas en dicho homenaje de la Asociación de la Prensa de La Rioja.

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