No hay cosa que le genere una mayor repulsión al Sereno que plantarle cara a los insectos. Si Indiana Jones tenía en las serpientes su particular talón de Aquiles, a nuestro servidor vecinal le sucede lo propio con todo aquello que vuele y sea más pequeño que un gorrión.
No es de extrañar, por tanto, que se haya ataviado como si a un escape nuclear se dirigiese para dar testimonio de la queja de una vecina del tramo inicial de la calle Duques de Nájera, que nada tiene que ver con las obras del túnel.
“No podemos abrir las ventanas ni la terraza sin gastar dos botes de spray antimosquitos”, asegura esta amable lectora, detallando que “son muy pequeños y otros como de larvas”. La situación ha generado auténtico pánico en su hogar: “Tengo al hijo que no duerme de la fobia que le ha entrado”.
Y esa proliferación de bichos parece tener su origen en la piscina comunitaria y su supuesto mal mantenimiento: “A ver si ponen algún remedio en el agua, porque los productos que le ponen no serán de buena calidad, ya que son varios días así, la ropa a secar”. Esta vecina concluye que las picaduras no son la única molestia a la que se exponen, ya que cuando tiende la ropa “sale repleta de minimosquitos imposibles de quitar sacudiendo la ropa, y ya estamos cansados; exigimos que solucionen el tema”.
