“Esta es la educación y el respeto que algunos están enseñando a sus hijos en el barrio de Cascajos”. Es el lamento que esta semana ha compartido la lavandería logroñesa LavoPlus, harta de retirar los desperdicios que sus usuarios dejan esparcidos en sus instalaciones.
“A diario tenemos que recoger las pipas, las bolsas, las latas y la mierda de los hijos de algunos que como padres han errado completamente”, señalan sus gestores, lamentando que “el día que decidieron tener hijos no se hubieran comprado un perro o un gato, que tienen bastante más civismo que la escoria que están criando”.
Con varias fotos a modo de prueba, en la lavandería también destacan que alguno de los incívicos moradores de sus instalaciones “fuma a escondidas y guarda el tabaco en el banco de al lavandería; debe ser que ya no se esconde en el ascensor”.
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No es la primera ocasión en que este establecimiento lamenta el mal uso de sus dependencias. En noviembre de 2017, la Policía llegó a identificar a siete menores tras sufrir actos vandálicos durante meses, como cuando se introdujeron en las lavadoras y secadoras, provocando daños en su estructura.
