La Navidad empieza cuando lo dice El Corte Inglés. Y la primavera, también. Eso salvo que vivas en la única región de España en la que los grandes almacenes patrios por excelencia sean motivo de bulo permanente, ora la vieja estación de autobuses, ora los antiguos Maristas, y limiten su presencia a su versión outlet y a una agencia de viajes.
Cuando vives en una región así, la nuestra, la primavera empieza de verdad cuando en la calle Portales se monta por primera vez en el año una fila de padre y muy señor mío a las puertas del despachito de helados de Angelines González y Fernando Sáenz: Della Sera.
Eso es lo que pasó este sábado en Logroño. Con el propio maestro heladero al otro lado del mostrador sirviendo helados y recomendando elaboraciones, el sábado arrancó la primavera de verdad en Logroño. Esa en la que tanto disfrutamos paseando entre sombras de higuera, oliendo aromas de almendra, hinojo y heno, o bajo los limones de Murcia, también hechos crema y acompañados por aceite de Alfaro.
Si te dejas recomendar, Fernando Sáenz te planta un helado de piña asada que vuelve loco al más pintado. O lo mismo tira del alma de ‘supurao’ de Sojuela, y flipas.. Si eres más clásico, Della Sera style, te lanzarás a por un helado de queso de cabra que quita el sentío, y aún tendrás tiempo para optar por las fresas de Huelva, o por el chocolate naranja, o por la stracciatella de trufa.
Y así, un diminuto local de la calle Portales, la más calle de Logroño, se convierte cada año, desde 2002, en el faro heladero de miles de logroñeses y visitantes. Porque lo importante no es el tamaño del local, ni su iluminación, ni sus rótulos de diseño en colores molones. Lo importante es el alma. Y esa se la dejan enterita Angelines y Fernando inventando helados. Lo hacen con materias primas cultivadas o elaboradas por otras personas que, como ellos, también se dejan el alma en lo que hacen.
Así salen los helados que salen desde hace 18 temporadas… Della Sera sonríe, y todos con sus helados y la energía e innovación que transmiten, como el joven que llega a la mayoría de edad con ganas de comerse el mundo.
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