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Un gol mal anulado a Rayco deja a la UD Logroñés sin triunfo ante el Leioa

No era tarde para florituras. Era el día de un 1-0 y a disfrutar de la primavera, pero la UD Logroñés y la SD Leioa han decidido que mejor un 0-0, reparto de puntos y a pensar en la semana siguiente. Sólo habrá una cosa en la que no dejarán de pensar los jugadores blanquirrojos. El gol mal anulado por fuera de juego.

La UD Logroñés ha comenzado el partido rabiosa. Ritmo frenético y varios acercamientos con mucho peligro, aunque Iturrioz ha sacado tres manos salvadoras que han mantenido la portería a cero. Mano dura para sacar a córner, despeje a ras de suelo con el pie… gran repertorio del arquero para convertirse en una pesadilla naranja ante los envites de Marcos André, Rubén Martínez y el resto del ataque local.

En el minuto 40, la ocasión más clara del partido por la cercanía del gol. El palo. El siempre feo sonido del metal al impactar con el balón. El disparo ha sido de Ñoño y a punto ha estado de batir al meta vizcaíno, provocando el lamento en el Messi de la Bahía y el público riojano.

En la segunda mitad, la intensidad del choque ha caído con el paso de los minutos como si fuera una piedra que se hunde en el mar. Poco a poco, la UD Logroñés y el Leioa han igualado fuerzas. El orden de los pupilos de Jon Ander Lambea ha sido suficiente para frenar las acometidas de un equipo que lleva toda la temporada sin brillar en la faceta ofensiva. Sin apenas ocasiones ni peligro, el encuentro ha caído en el ostracismo.

Casi un gol en propia puerta en el minuto 72 ha estado a punto de romper la dinámica en Las Gaunas. Un defensor ha evitado la debacle bilbaína. En la siguiente jugada, Rayco ha marcado después de otro remate de Marcos André al palo que le ha caído al atacante canario. El asistente ha señalado un fuera de juego inexistente y el tanto no ha subido al marcador. A seguir remando.

Apenas un par de jugadas más tarde, cuando el reloj pasaba ya del minuto 80, Pedrito ha caído dentro del área al irse en velocidad de un defensor. La amarilla se la ha llevado él por intentar engañar al horrible colegiado Galvéz Rascón (comité madrileño), quien ha tomado casi todas las decisiones de la peor manera posible. Pese al arreón final de los locales, el marcador no se ha movido del 0-0.

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