La de Javier Cámara es una de esas vidas que uno siente como la de un amigo o un familiar. Su cercanía, su naturalidad y, sobre todo, su popularidad hacen que -de algún modo- su relato sea el de ‘uno de los nuestros’.
En cambio, a veces solo hace falta lanzar la pregunta adecuada en el clima preciso para que el actor riojano revele detalles de su vida nunca antes contados. Es lo que ha sucedido recientemente en ‘El faro’ de la Cadena SER, el espacio más proclive a la cercanía y al intimismo.
Fue al inicio de la charla con Mara Torres, a la hora de elegir seudónimo, cuando el de Albelda de Iregua dejó claro que pocas cosas se iba a reservar en la entrevista. Cámara optó por ‘UF’, las iniciales de sus hijos, “porque me emocionan”.
Durante el transcurso de la entrevista, el actor recuerda cómo conoció el mar con 14 años, porque “mis padres eran agricultores y los veranos los pasábamos recogido fruta”. “El mar me daba miedo pero ahora lo necesito”, explica, evocando sus primeros años de vida en La Rioja y sus primeros pasos en las artes escénicas: “Fui un chaval de la última fila de la clase desde los diez años hasta Fernando, mi profesor de Historia en La Laboral me invitó a unirme a las clases de teatro”.
El ’empujoncito’ en La Laboral
Javier Cámara no era un buen estudiante y supo leer los consejos de Fernando: “Cuando repetí curso me dijo que si no me iba a Madrid a probar suerte con el teatro me quedaría en el campo trabajando con mi padre. Y así llegué a Madrid, con una maleta y una caja llena de chorizos que me había dado mi madre”.
Recordando sus orígenes también aporta más datos sobre su madre, Araceli: “Sigue en el pueblo y tiene una naturaleza que nos va a enterrar a todos. Siempre pensaba que mi padre era la parte artística de la familia, porque era saxofonista y agricultor, pero hace poco he descubierto que mi madre es la ‘trupera’ de mi familia, la que pone las historias a punto de nieve”.
Uno de los momentos más emotivos de la charla con Mara Torres se produjo al relatar cómo se enteró de la muerte de su padre: “No vivió mi éxito y me dio rabia, porque el último día de rodaje de ‘Ay Señor Señor’ mi padre ya se había puesto muy malito. Ese día acabamos prontísimo y la gente estaba bastante triste. Pensé que era por haber acabado la serie, pero Andrés (Pajares) vino con los ojos llorosos y me dio un abrazo; y detrás de él todo el equipo venía a darme un abrazo”.