Estamos de capa caída. ¿Qué nos está pasando? ¿Acaso ya no gozamos compartiendo unos pinchos con la cuadrilla? Por alguna razón o por otra, los riojanos nos estamos volviendo caserillos. Como ese árbitro que pita falta del delantero visitante cuando se planta solo ante el portero.
Porque de un año para otro, hemos aplicado un recorte (o ajuste, como se prefiera) de 50 euritos a la partida ‘Salimos de pinchos’ de los Presupuestos Generales de la Familia. Hemos pasado de gastarnos 1.183 euros por persona en salir a llenar el buche fuera de casa en 2016 a ‘solo’ 1.137 el pasado año
Al menos, eso dice el informe de la patronal Hostelería de España correspondiente al ejercicio de 2017. Según el mismo, La Rioja ocupa un discreto quinto puesto en el ranking nacional autonómico, bastante lejos de los navarros (que se gastaron 1.449 euros en chistorras y pacharanes), los vascos (1.440 euros en txakolí) y los madrileños (1.306 euros en bocatas de calamares), que ocupan las tres primeras posiciones.
Como todo en esta vida, el consuelo crece cuando los ‘palos’ caen repartidos. Y en este sentido, el mal menor es que el gasto en hostelería ha caído en todas las regiones de España sin excepción. Además, viendo la copa de Rioja medio llena, nuestra región recuperó terreno el pasado año respecto al ejercicio anterior, donde acabó en la zona media de la tabla con un octavo puesto.
