Vaya por delante que el estudio carece de todo rigor científico, más allá de las respuestas de “varias centenas de personas vía formulario online a lo largo del territorio nacional”. Pero claro, es que la encuesta toca una de esas cuestiones que no admite tibieza argumental.
No queremos dividir el país más de lo que ya está fraccionado entre rojos y azules, ‘indies’ y ‘reguetoneros’ o ‘concebollers’ y ‘sincebollers’. Pero en nuestro descargo diremos que el estudio no lo hemos inventado nosotros, sino los compañeros de Electomanía con su ‘DataPanel’.
La pregunta era directa y sin fisuras: ¿hamburguesa o pizza? Ese queso fundidito que se resiste a desprenderse de la masa con toda su elasticidad o el lamparón de grasa animal que huye del pan. No es una cuestión fácil. Al menos, para los riojanos, porque el resto del país lo tiene claro y la pizza vence por mayoría abrumadora.
En cambio, La Rioja y Baleares tenemos algo en común y no son las playas paradisíacas. Nos ponen por delante el pepinillo y el pomodoro y no sabemos qué decir. Como el chiste: ¿Te gustan las rubias o las morenas? “Sí, sí”. En las Islas y en el Valle del Ebro tiramos por la calle de en medio y pedimos una de cada. Así somos. La última frontera de la hamburguesa está aquí. Somos la resistencia.
