El Sereno

La rebelión de las macetas asesinas llega a las calles de Logroño

Todos tenemos un punto débil. Un temor irracional que nos atormenta y nos recuerda que no somos inmortales. Entre las fobias más célebres se encuentran la de Indiana Jones a las serpientes, la de un ‘millenial’ a un día sin internet y la de los galos a que el cielo cayera sobre sus cabezas.

A Asterix, Obelix y compañía la presencia de varias hordas de romanos, lejos de producirles pavor, les generaba la misma ilusión que un niño entrando en Disneyland. Pero la posibilidad de que el cielo se desplomara sobre su sesera… Ay, eso son palabras mayores.

Algo de galo debe tener todo aquel que se dé un paseíto por la calle Huesca de Logroño. Porque en ese punto de la ciudad la atmósfera no se desprende en su totalidad, sino que lo hace por fascículos y en forma de macetas asesinas. Tal vez se trate de una herramienta de la naturaleza para recordarnos que ya está bien de tanta contaminación. Que “vosotros seguid emitiendo CO2, que yo responderé con la botánica”. Advertidos estamos.


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