El de Teresa Forte se ha convertido en uno de los nombres más populares en Extremadura desde el pasado mes de octubre. Y no es para menos. Forte es la fiscal del conocido como ‘El macrojuicio de Cáceres’, en la que se sientan en el banquillo nada menos que 117 personas acusadas de blanquear dinero procedente del tráfico de drogas.
La popularidad de la fiscal viene precedida por su economía del lenguaje a la hora de poner en duda los testimonios de los acusados, que en su mayoría pertenecen a etnias gitanas de un barrio de Plasencia. Así, cuando una investigada de 35 años declara que tiene en el banco más de 100.000 euros “de trabajar duro toda mi vida en el mercadillo, pasando frío y calor”, va Teresa y responde “ya…”.
No ha sido el único argumento inverosímil que ha tenido que escuchar la fiscal. “El banco está tramando algo, se ha equivocado”, defiende otro de los acusados con varios cientos de miles de euros en la cartilla, y Teresa sigue fiel a su “ya…”. Por mera cuestión de probabilidad, era de esperar que alguna de esas 117 versiones perfectamente ensambladas acabara teniendo relación con La Rioja. Y sucedió.
A Miguel P. S. le tocó responder a las preguntas de Forte el pasado 19 de diciembre, que se interesó por el origen de sus ahorros, tasados en 90.000 euros. Nada que no pudiera justificar Miguel, que aseguró que ese dinero era “el ahorro de estar trabajando muchísimos años”. En su desarrollo, el acusado explicó que él y su señora vivían en una chabola y que trabajaban como temporeros recogiendo patatas en Santo Domingo de la Calzada o remolacha en Valladolid.
Entonces Miguel logró lo que nadie antes había conseguido, colmar la paciencia de Teresa Forte, que abandonó su clásico “ya…” para espetarle: “Si el dinero que tienen, dicen que son de sus ahorros y no aparece reflejado en los bancos hasta el año 2009, ¿qué hacían con el dinero antes del año 2009? ¿Se lo llevaban de pueblo en pueblo?”.
