Hay un rincón de La Rioja en el que el Club Deportivo Logroñés sigue vivo: el corazón de todos aquellos que alguna vez sintieron un gol en Las Gaunas como el momento más feliz del domingo. Y muchas de esas personas se han reunido este martes en el Auditorio del Ayuntamiento de la capital riojana con una excusa que perdurará en la historia por lo que guarda y transmite.
El expreparador físico José Luis Gilabert ha recogido en el libro ‘Una historia de Primera’ las anécdotas, los datos y las mejores imágenes de las temporadas en las que el CD Logroñés jugó en la máxima categoría del fútbol español. Una época feliz. Un tiempo que muchos piensan que nunca volverá por lo que significó para La Rioja.
Felipe Royo, la voz del ascenso frente al Valencia (14 de junio de 1987), ha sido el maestro de ceremonias. «Por muchas veces que lo escuche, me sigo emocionando», ha reconocido tras escuchar la narración del final de aquel encuentro, rememorando aquella «muy lluviosa tarde de fútbol» en la que un humilde equipo que vestía de blanco y rojo hacía historia en el balompié español.
«Me traía algo escrito, pero no sé si lo voy a leer», ha bromeado Gilabert en su discurso, dejando claro que varias razones son las que le han llevado a escribir, pero una por encima de todas: «Me he jubilado, estoy casado con una mujer más joven que yo y que tiene que trabajar, por lo que tengo mucho tiempo libre y me aburro».
Pero por encima de las bromas, el sentimiento que muchos teníamos y tenemos por ese club. «Me da rabia que en una comunidad tan pequeña no haya nada escrito sobre ese hito que fue subir a primera división con un equipo tan humilde”, ha explicado, para poner como ejemplo a esa gente joven, los nacidos hacia finales de los 90, “que se perdieron toda esa festividad que se producía en esta ciudad cada quince días».
Es ese 14 de junio una fecha especial. Un día en el calendario que no se olvida. Antes se les pasaría a muchos su propio cumpleaños que aquel día cuando un gol de Noly inundó de felicidad a una afición acostumbrada a sufrir. «Quiero que aquellos aficionados que sí lo vivieron puedan recordarlo y educar con un libro en la mano los valores que se transmitían en ese equipo».
Y más allá del fútbol, ha explicado Gilabert, lo que también deja patente esta colección de historias es que la gesta del CD Logroñés no fue sólo un ascenso deportivo sino que significó abrir las puertas de la ciudad a personas llegadas de toda España: “En el 86, había mucha genteque no sabía dónde estaba Logroño. Fue una publicidad impresionante”.
«En la jornada 26, en la temporada 90-91, el Madrid iba quinto y nosotros cuartos. Hay que poner en perspectiva lo que se logró en aquellos años», ha rememorado un visiblemente emocionado expreparador físico blanquirrojo, apuntando que Logroño podría algún día volver a ver fútbol de Primera División, pero no tendrá como propias aquellas estrellas de antaño: «Seríamos tontos si volviéramos a subir y nos ahogáramos el cuello por fichar a tres jugadores».
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