Recién comenzada la vendimia y constatado el excelente estado vegetativo y sanitario de la uva, Grupo Rioja ha hecho un llamamiento a la contención y la moderación en las operaciones para esta campaña: “El viñedo ha mostrado una gran capacidad de recuperación tras la helada que afectó principalmente a Rioja Alta y Rioja Alavesa en abril y los informes de los servicios técnicos del Consejo Regulador permiten afirmar que la campaña ofrece una producción razonable en cuanto a cantidad y apunta una cosecha de gran calidad”.
La asociación bodeguera apela a la responsabilidad de los agentes del sector para no repetir situaciones como la sucedida en 1999, cuando, también por una helada, se produjo un incremento de precios con nefastas consecuencias para bodegas y viticultores.
Ese año, el kilo de uva alcanzó 2,13 euros, obligando a las bodegas a incrementar precios por botella que perjudicaron la competitividad de Rioja, y tuvo como consecuencia una brusca bajada del precio de la uva tinta a 0,75€/kg. en 2000, para luego desplomarse hasta 0,49 euros el kilo en 2001.
Tras la crisis económica global iniciada en 2008 y que afectó duramente a todo el sector vitivinícola durante los años 2009 y 2010, se han ido recuperando de forma progresiva las ventas de vino y, en paralelo, las rentas de los agricultores. Esa tendencia se pondría en grave riesgo en caso de un incremento descontrolado de los precios en origen, siendo en éste caso las consecuencias más graves que en 1999 porque la competencia ha crecido sustancialmente.
La experiencia previa y el conocimiento del mercado indican que una subida de precios implicaría, han explicado desde Grupo Rioja, “una importante pérdida de ventas a favor de otras denominaciones de origen y, con la competencia actual, sería más difícil recuperar la presencia de Rioja en sus mercados tradicionales y penetrar en los nuevos que se están abriendo”.
Grupo Rioja aconseja desestimar rumores y especulaciones sobre operaciones puntuales que no son representativas y recuerda que esta Denominación se caracteriza por “una política que favorece la rentabilidad del viñedo mediante decisiones que permiten extender la cadena de valor a todo el sector”.
“Dada la obligación de fijar las transacciones de uva por contrato, la agrupación sigue apostando por suscribir acuerdos plurianuales que favorezcan la estabilidad del sector en precios y abastecimiento”, ha concluido en su comunicado.
