Si Seriese

El sitio de La Becada

En los años del hambre y el apretarse el cinturón, se consideró toda una ofensa que los pudientes miembros de las sociedades gastronómicas locales hicieran ostentación del primoroso abastecimiento de sus bodegas y llenaran las calles con los aromas de los rustidos de sus lechales y añojos. Las milicias populares formadas al efecto y armadas con los excedentes de la fratricida contienda, intentando acabar con aquel humillante boato, sitiaron las sedes de estos clubes bajo el lema de “¡No asarán!”, confundiendo quizás las “hordas rojas” con las “carnes rojas”.

Subir