En Bodegas Lecea creen que la calidad de nuestros vinos procede del mimo con el que cuidan sus viñedos. Tras la recogida del fruto de la vid y la caída de las hojas la viña se prepara para un merecidísimo descanso. Su savia desciende lenta por su tronco hasta resguardarse del invierno. Llega el momento de ‘La Poda’ y de descargar a la planta del peso de sus sarmientos.
“Queremos compartir con vosotros esta técnica tan antigua como es ‘La Poda’, un arte que consigue que nuestras vides crezcan fuertes y sanas un año más”, señalan desde Bodegas Lecea. Y tras el esfuerzo, llega la recompensa: almorzaremos y comprobaremos los resultados de nuestros cuidados catando varios de nuestros vinos en los calados centenarios excavados por nuestros antepasados y que hoy día siguen aportándoles la estabilidad para su perfecta evolución.