Firmas

Señal de alarma

Dos accidentes mortales en el mismo fin de semana. Cuatro en solo doce días. Seis personas muertas en las carreteras riojanas en menos de dos semanas. ¿Se trata de una coincidencia o de una señal de alarma? Aunque fuera lo primero, deberíamos optar por entender qué es lo segundo, plantear las preguntas oportunas y encontrar las respuestas necesarias, desde la Administración y desde la ciudadanía.

No es cuestión simplemente de conocer por qué han ocurrido estos accidentes mortales, aunque eso ayude al plan final. Es cuestión de analizar nuestras infraestructuras y verificar su mantenimiento. Es cuestión de revisar el estado del parque automovilístico y fomentar su renovación. Es cuestión de apostar por la educación vial. Es cuestión de que, en fin, la seguridad gane la partida.

Que la AP-68 debe ser liberada a su paso por La Rioja y por la vía de urgencia es algo que no necesita mayor planteamiento ni explicación. Hay demasiados argumentos encima de la mesa. Hay demasiadas vidas truncadas como para no hacerlo de inmediato. De lo contrario, estaríamos poniendo precio a cada uno de los muertos que deja año a año la superpoblada N-232. Además, la Administración regional debe sumar a sus obsesiones la del mantenimiento de la red autonómica.

No es cosa únicamente de la Administración, sea local, regional o nacional. Es cosa también de los ciudadanos. De recordar la necesidad de mantener la atención al volante, obviando el teléfono, configurando el GPS solo en parado, o dejando el pitillo para la próxima parada. De recordar que el Código de Circulación no es el libro que hay que estudiar para obtener un carné sino una serie de normas que hay que cumplir siempre y no solo cuando sospechamos que una patrulla de la Guardia Civil puede estar cerca. De concienciarnos no de que hay que beber poco antes de conducir, sino de que no hay que beber absolutamente nada. Solo si todos ponemos el máximo de nuestra parte evitaremos tener que llorar más muertes en nuestras carreteras.

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