Si hay algo que no puede fallar en una estación de trenes es, aparte obviamente de los propios trenes, el reloj. Ese que nos indica si tenemos que esprintar para poder coger nuestro cercanías destino Calahorra, que va a efectuar su salida por la vía 2. Pero en nuestra flamante y exagerada estación de Logroño, el reloj exterior lleva varios días anclado en las 12 horas. La foto que acompaña este artículo está tomada a las 8:50 horas de la mañana.
Y no queremos hacer sangre, pero si usted, amable lector, se fija bien, un cono rojo y blanco se encuentra en medio mitad de la fantasiosa puerta de acceso a la estación. Y es que la misma lleva semanas, tal vez meses inutilizada. O estropeada. O la han dejado así para que corra el aire, vaya usted a saber.
De todas formas, este sereno empieza a sospechar que en nuestra capital no hay profesionales que sepan arreglar puertas automáticas. Porque a ver quién es el guapo que recuerda la última vez que vio las puertas automáticas de acceso al Hospital San Pedro funcionar todas y cada una de las cuatro que forman la entrada principal al recinto hospitalario.
