Parece que fue ayer, pero así, a lo tonto, este mes de agosto se van a cumplir 9 años del derribo del viejo Colegio San José, los Maristas de toda la vida. Y se hizo con premeditación, su punto de alevosía y, eso sí, a plena luz del día. Rápidamente surgieron los eternos rumores de la construcción de El Corte Inglés, la promesa de realizar un parque que llevara el nombre de Pilar Salarrullana y la reutilización del edificio principal, librado de la piqueta, de convertirse en un hotel de lujo.
La promotora gestora de los terrenos no tardó en colocar un cartel anunciando la creación de sopotocientas viviendas, las cuales un 40% ya estaban vendidas de antemano. Todo parecía perfecto, pero…
La crisis del ladrillo golpeó con furia, no sólo en nuestra comunidad, sino en todo el país, y todo quedó en agua de borrajas. Hoy en día, casi nueve años después, el solar es un lugar sucio y abandonado, con unos cuantos gatos callejeros como únicos inquilinos, acompañados de algún que otro sin techo y, en el peor de los casos, refugio de toxicómanos, como nos mostró hace tres años el bueno de Juan Marín.
