La Rioja

El Plan de la Villanueva dejará a la vista los restos de la muralla de San Bartolomé

La alcaldesa de Logroño, Cuca Gamarra, ha anunciado este jueves que la actuación que se llevará a cabo en el entorno de la iglesia de San Bartolomé -la ambiciosa Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado de la Villanueva- sacará a la luz los restos de la muralla medieval sobre los que se asienta la torre y cabecera del templo; “unos vestigios que podrán ser contemplados a partir de ahora por logroñeses y visitantes, incrementando nuestra riqueza patrimonial y nuestro atractivo turístico”.

Este anuncio ha sido realizado por Gamarra en el transcurso del Pleno, en el debate de la Modificación puntual del Plan General Municipal en ese ámbito que ha sido sometida a la aprobación de la Corporación.

Así, además de recordar los principales aspectos de un proyecto que supondrá “la regeneración urbanística y la reactivación económica del barrio más antiguo de la ciudad, donde se encuentran nuestras raíces”, la alcaldesa se ha centrado en el valor patrimonial que aportará.

“Desde que en 2011 acometimos la liberalización de la cabecera y la base de la torre de San Bartolomé, tras el derribo de la Casa de los Jesuitas que estaba anexa, queríamos ampliar el espacio libre circundante para favorecer la contemplación y el disfrute de estos elementos novedosos y de la totalidad de uno de los templos más queridos y singulares de nuestra ciudad”, ha añadido. De este objetivo surgió el diseño de una plaza, finalmente porticada, que rodeará San Bartolomé dejándola exenta en todas sus fachadas y que se plantea con una rasante inferior a la actual.

De este modo, como se indica en el informe técnico para la modificación del PGM, “la solución del espacio libre porticado y deprimido, respecto a las rasantes que lo encierran, permitirá rescatar a la luz los paños de fábrica de arranque de los muros de la cabecera de la Iglesia de San Bartolomé, coincidentes con el trazado de la muralla medieval de la ciudad en dicho tramo”.

Muralla defensiva

La existencia de estos restos y su certificación como parte de la muralla medieval del siglo XII se llevó a cabo en 2013 al acometerse los trabajos al rededor del templo. Se trata de una “potente estructura muraria en orientación Norte-Sur imbricada en ángulo de 90 grados con la propia iglesia”.

Por el arranque de los muros se sabe que la cabecera de San Bartolomé formó parte de la muralla; además, el aspecto defensivo queda reforzado “por las trazas y carácter de paseo de ronda constatado en la restauración de las cubiertas de las capillas de la cabecera, conservándose los huecos meridional y septentrional en las fachadas de la torre que permitían el paso a través de la misma por la coronación del lienzo defensivo”.

Tras el estudio de lo hallado, “decidimos -ha recordado la alcaldesa- volver a taparlos a fin de preservarlos de la misma manera que se había conseguido su conservación durante siglos y esperar a detallar el proyecto definitivo de la zona para tomar una decisión sobre ellos”.

Ese momento ha llegado y el Equipo de Gobierno, de la mano de los técnicos municipales y expertos arqueólogos, ha apostado por sacarlos a la luz y posibilitar su contemplación. Como se indica en el documento de base de la Estrategia de la Villanueva, “en función de la solución final que el futuro proyecto de urbanización resuelva para el solado del espacio libre, podrá profundizarse en el rescate de dichos paños, bien entendido que toda esta zona fue en su día semisótano de la Casa de los Jesuitas por lo que no hay especial afección estructural siempre que no se rebaje mucho más de cincuenta centímetros respecto el nivel medio del espacio libre ya definido previamente”.

Ésta no será la única actuación que afecte a los restos de la muralla, ya que el retranqueo hacia el Norte de la alineación del actual edificio 5-7 de Rodríguez Paterna permitirá estudiar arqueológicamente un nuevo tramo que hasta ahora quedaba cubierto por esta construcción.

La amplitud de espacios que caracteriza al Plan de la Villanueva posibilitará la visión de estos vestigios históricos y también incrementará el atractivo residencial y económico del barrio: “Vamos a ganar en calidad de vida y a aumentar las posibilidades de desarrollo de distintas actividades en una zona que está llamada a convertirse en un importante foco turístico de la ciudad”.

La singularidad del barrio radicará asimismo en otro elemento de valor patrimonial: los soportales, tanto los originales del siglo XVI, los más antiguos de la ciudad, en el tramo del 6 al 14 de Rodríguez Paterna, como los de nueva creación en la planta baja del nuevo edificio que se levante en el paso entre la citada calle y la plaza de San Bartolomé y también hacia el Norte, frente al lado opuesto de la iglesia.

“Responderemos a la especial sensibilidad de la sociedad hacia la conservación y potenciación de nuestro patrimonio, además de ganar atractivo en una zona sobre la que se asienta nuestro origen y ahora también nuestro futuro”, ha concluido.

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