La Rioja

Investigan a un joven de Lanzarote por un delito de abuso sexual contra una riojana de 13 años

Agentes de la Guardia Civil en La Rioja y Lanzarote han investigado a un varón de 21 años, de nacionalidad española y residente en Arrecife (Las Palmas), por su presunta autoría en un delito contra la libertad e integridad sexual, perpetrado supuestamente contra una menor de 13 años riojana mediante el método conocido como ‘grooming’ (serie de conductas y acciones emprendidas de forma deliberada por un adulto, con el objetivo de ganarse la amistad y confianza de un menor de edad).

La operación, en el marco de la ‘Operación Tapujo’, se inició en el mes de enero, cuando agentes del Equipo Mujer-Menor (EMUME) de la Guardia Civil en La Rioja tienen conocimiento de que una persona desconocida había contactado con una niña de 13 años, residente en La Rioja, a través de las redes sociales ‘WhatsApp’ e ‘Instagram’. Tras embaucarla, ha informado la Guardia Civil, llega a intercambiar fotografías de tipo sexual, por lo que se pusieron en marcha diferentes actuaciones para poder identificar a este individuo, que se oculta en la redes bajo diferentes perfiles con el objetivo de que no le localicen.

Es a finales de febrero cuando los investigadores sitúan en un punto de Arrecife el lugar exacto desde el que se establecen las conexiones con la menor riojana, por lo que agentes del EMUME en La Rioja solicitan el apoyo de sus homólogos de Costa Teguise (Lanzarote), que consiguen localizar al autor de estos hechos, un joven de 21 años que es trasladado a dependencias de la Guardia Civil para su toma de manifestación. Una vez finalizadas las actuaciones del caso, han sido puestas a disposición de la autoridad judicial.

EL ‘GROOMING’

Una vez que se consigue crear una conexión emocional y disminuir la voluntad del menor, el adulto consigue que le envíe fotografías y vídeos de contenido sexual, mediante presión coacciones y amenazas.

La Guardia Civil resume el proceso en cuatro fases, que suceden de manera más o menos rápida según las circunstancias. En una primera se entablecen los primeros lazos de amistad; luego se logran los datos personales del/a menor, y utilizando tácticas como la seducción, la provocación, se logra el envío de imágenes de contenido pornográfico, y consigue finalmente que el/la menor se desnude o realice actos de naturaleza sexual frente a una webcam o envíe fotografías de igual tipo.

Entonces se inicia el ciber-acoso, chantajeando a la víctima para obtener cada vez más material de contenido pornográfico o incluso conseguir un encuentro físico con la/el menor, explican desde la Benemérita.

 

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