La Rioja

La revolución de los guapos

A los mítines de Ciudadanos hay que ir preparado. Más de lo normal, se entiende. Cuando uno va a ver a Aznar, Rajoy, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias… ya sabe lo que le espera. Más o menos. Para acudir a un acto naranja hay que salir de casa duchado, perfumado y depilado (ingles incluidas), como cualquier sábado. Tanto fue el empeño que puse en acicalarme que en el barrio me preguntaban si me iba de boda. Sólo me faltaba el esmoquin. Al llegar al Auditorio del Ayuntamiento me paró el candidato Julián San Martín: ″Qué guapo te has puesto para ver a Inés″. ″Vaya, se me ha notado…″. La esperanza de conseguir una cita o un teléfono nunca se pierde.

En la entrada había colocada una mesa de manera estratégica para que no pudiera pasar inadvertida. Tres tacos de propaganda: dos con la cara de Albert Rivera y uno con la de Diego Ubis. 2-1 para el catalán. En realidad eran el mismo, sólo había que darle la vuelta para encontrarse con el número uno de la lista al Parlamento regional mirándote de frente o viceversa. Guapos ambos, pero ni de izquierdas ni de derechas. ¿Cuál es más? La mujer del riojano dice que su marido.

El primer fallo de la puesta en escena llegó con la elección musical. Si un país necesita un himno, un partido necesita una sintonía que se te clave en la cabeza como un chupito de tequila. Su finalidad es que la tonadilla sea repetida mentalmente desde ese momento hasta llegar a la urna y no dudar con el voto. Eligieron los Ciudadanos de La Rioja -pongamos la mayúscula para no incluir a los más de 300.000 habitantes de la comunidad- unos acordes de guitarra a caballo entre el rock y la música de ambiente cuando lo que pedía el cuerpo era a Los Inhumanos: ″Guashubidubidu, guashubidubidu, guashubidubidu, aoaa. Me duele la cara de ser tan guapo″.

Con una atmósfera similar a la que se respira en los instantes previos a que comience una obra de teatro, se puso en marcha el mitin de cierre de campaña de los naranjitos riojanos. Fuera luces, silencio y acción. Dentro vídeo. A los acordes de guitarra se le sumaron unos latidos de corazón y comenzaron a aparecer palabras con fuerza en la pantalla. Regeneración, la cuarta. Surgió entonces la voz en off de Albert. Siempre Albert. ″Nosotros elegimos soñar porque la ilusión es más poderosa que el miedo y la rabia″. ″No hay nada imposible, imposible es sólo una opinión″. Y nadie aplaudió esas dos pedazo de frases que ya he puesto en mi estado del Messenger.

Julián San Martín dijo que tenía 51 años (él mismo se puso 59 en dos entrevistas aunque tiene 51, cosa de los nervios) y que eso le daba suficiente experiencia vital para entrar en las instituciones. ″¿Queremos ser como la alcaldesa que no ha trabajado en su vida? Sólo ha vivido de la política″, comentó, para pronunciar una especie de trabalenguas que guía su campaña: ″Queremos despolitizar la política para volver a hacer política″. Algo así como jugar al fútbol como los italianos: destrozar el fútbol para jugar al fútbol y ganar campeonatos.

Dio paso entonces a Diego Ubis, el guapo regional, no sin recado. Una web que analiza las caras de los candidatos en los carteles y les calcula la edad le había echado 46 años (tiene 38), así que San Martín aprovechó su presentación para recordárselo. También que era de Navarrete, aunque eso es más difícil que se le olvide. El cabeza de cartel al Parlamento utilizó el mismo tono sosegado que flotaba en el ambiente, sólo roto cuando señaló que querían hacer funcionar este país ″de una… vez″. No lo dijo. Lo pensó. Se paró y se entendió. Quería decir ″puta″, pero en un mitin eso no es muy correcto. ″Es por hacer las frases más cortas″, se excusó entre risas.

La última en subir al escenario fue la invitada estrella, ″la cara del partido en el prime-time″, Inés Arrimadas. De guapo a guapa y tiro porque me toca. La portavoz adjunta de Ciudadanos en el Parlament (Alberto, Albert; Parlamento, Parlament; qué fácil es el catalán) no dijo ″bona nit″ ni ″molt bé″, así que no se le notaba la rama catalana, sobre todo porque es andaluza y su familia salmantina. Incluso riojana. ″En nuestra comunidad… digo nuestra porque llevo dos días por aquí y ya me siento así″.

Foto de familia para cerrar el acto, abrazos y besos. En eso la nueva política parece que no dista mucho de la vieja.

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