La Rioja

Jesús Sanz

Necesitaba la campaña electoral riojana la visita de un líder nacional para romper de una vez por todas. Demasiado tranquilas andan las cosas por la tierra con nombre de vino, por lo que nadie mejor que José María Aznar para despertar a una región en la que su presidente llegó antes al cargo que el propio Aznar a La Moncloa. Antes de que empezara el espectáculo, aguardaban en las afueras del Frontón Titín III un furgón policial, un Leroy Merlin a punto de abrir, varios autobuses llegados desde toda la geografía riojana con esos extraños seres con carné del partido y una marquesina con la cara de la candidata del PSOE al Ayuntamiento de Logroño, Beatriz Arráiz. Sólo faltaba el toque de corneta para que el espectáculo diera comienzo: tirí,tirí, tiririrí, tirí, tirí, tiririrí. El que no salga de un mitin del PP con la canción metida en la cabeza para toda la semana es que sufre algún tipo de trastorno social.

Uno siempre llega a este tipo de eventos con las expectativas por las nubes. Se espera que en el paseíllo de entrada haya algún toque en el culo del líder como le pasó a Pablo Iglesias en Vistalegre, pero al final casi no se ve ni al recién llegado entre una nube de banderas y carteles. PEDRO, decía uno. Y tenía todas las vocales. No lo debió ver Aznar. Jesús. Lo llamó Jesús -como su padre-. Veinte años gobernando una comunidad para que vengan a tu casa a llamarte Jesús. Ni siquiera Antonio. O Albert. Se hizo un silencio incómodo en el frontón. Hubo varios carraspeos. Caras de asombro. Puede que se produjeran cuatro o cinco infartos, aunque todavía están por confirmar. Jesús. Jesús. Nadie había estornudado. Ni siquiera el día que se conocieron los datos del CIS había tanta tensión en el PP. El aludido sólo pudo ladear un poco la cabeza en señal de “¡ay, que te has confundido Josemari!”.

Luego lo nombró dos veces más. Pedro. Entonces sí. Pedro. Pero ya nada podía cambiar. Jesús. Jesús Sanz. Entró el expresidente del Gobierno protestando contra “los revolucionarios de salón” y fue él el que montó el quilombo al cambiarle el nombre al presidente con más años en el cargo de España. A punto estuvieron varios de coger las armas: “Por ahí no pasamos”. Los únicos que no se inmutaron fueron el alcalde de Ezcaray, Diego Bengoa, la concejal del PP en Ausejo Nerea Hierro y la presidenta de NNGG, Carmen Duque. Impertérritos. Ni un pequeño arqueo de las cejas o una mueca. Nada. Salían en pantalla y apenas podían mover un músculo si no querían acabar en Youtube.

Antes de llegar al trance del cambio de nombre, lo que sí hubo fue un cambio de asiento. Se dirigió Pedro-Jesús Sanz al atril y desguarneció su silla. Este movimiento fue aprovechado por el secretario general Carlos Cuevas, que se colocó en posición estratégica al lado de Aznar ocupando el hasta entonces sitio del presidente. Comentario al oído y a seguir. Mientras tanto, el jefe del Ejecutivo regional le agradecía a Titín III todas las alegrías que ha dado a los riojanos durante sus años como profesional de la pelota. No era para menos. El frontón en el que se celebraba el primer acto grande del PP en estas elecciones lleva su nombre. Como preludio de lo que pasaría después, el concejal Augusto Ibáñez cabeceaba y sonreía con ese gesto con el que te pueden llamar cabrón desde la confianza.

Hechas las presentaciones y los agradecimientos, arremetió Sanz contra el PSOE diciéndole que no servía para nada y que le valía con entenderse con UGT, CCOO y FER. “Los gobiernos que había antes no salían ni de Varea, y que me perdonen los de Varea”, comentó el más tarde llamado Jesús. Se le escapó entonces al realizador pinchar una cámara en la cara del concejal del barrio, Miguel Ángel Merino, presente en las primeras filas. Esa duda quedará, pero no la de quién es el rival de los populares en estos comicios. La primera en hacer alusiones a Ciudadanos fue la alcaldesa de Logroño, Cuca Gamarra, quien dijo que en su lista iban nacidos antes y después del 78, pero todos con mucha experiencia. Hubo risas. El siguiente fue Aznar, que bromeó diciendo que si pagar las facturas a los proveedores es “más o menos del 78”.

En La Rioja tenemos nuevo presidente (Jesús) y nuevo número fetiche para jugar a la lotería (78). La campaña ha comenzado de verdad al ritmo de la sintonía del PP y de los golpes de la batería de los vídeos promocionales. Si alguno no sabe cuando llega el último golpe, que le pregunte al consejero de Presidencia y Justicia, Emilio del Río, que clavó el cabezazo final, acompañando el movimiento con el resto del cuerpo, cuando terminaba el vídeo con una bandera de España ondeando en la pantalla. Pim, pam, y no propuesta: trabajar, hacer, crecer.

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