«Lo que tenemos aquí nada más abrir la puerta de esta casa es muy diferente a lo que vemos en nuestra casa en Madrid». Los Cortés Roble ya han llegado a La Rioja desde Alcorcón tras un viaje no superior a las cuatro horas. «Esto no está tan lejos», apunta Jaime. «En Madrid nos pegamos la vida en el coche, así que merece la pena estas cuatro horas para disfrutar de estas vistas». Respira profundo, coge aire, y no se cansa de mirar hacia su nuevo horizonte: un bosque de hayas en plena otoñada de amarillos, rojos y naranjas.
Esta familia madrileña, primos incluidos, buscan en el otoño riojano un paréntesis a su rutina urbana. «Buscamos esto. Es la tercera vez que venimos y no lo cambiamos por nada». Aurora, la matriarca de esta familia, ha logrado hacer de estos días en La Rioja una costumbre ya familiar. «Todos juntos, respirando aire puro, con los niños jugando en libertad. Es por lo que repetimos», confirma. Ocupan una acogedora casa rural ubicada en el Camero Nuevo. Rodeada de bosques, la tranquilidad de esta zona detiene en seco el ritmo urbanita de esta familia. La vida rural los envuelven desde el primer momento. Han llegado además en el momento justo, cuando La Rioja se torno en otoño, con sus paisajes de viñedos en dorados, pueblos medievales y ríos cristalinos, y gastronomía depurada. La Rioja se despliega ante ellos como un mosaico de historia, naturaleza y buen comer.
Aurora y Pepe han organizado la agenda. Cumplen a la perfección el papel de abuelos. Es la libertad que ofrecen las casas rurales, sin horarios ni estrecheces, como en su casa de Madrid pero con mejores vistas y todo el día por delante para hacer «realmente lo que nos dé la gana». Cada mañana la familia se ha propuesta realizar una nueva caminata para descubrir los secretos de los paisajes riojanos. Han comenzado por el Parque Natural de la Sierra de Cebollera, donde la Ruta de las Cascadas les llevará a través de un bosque de hayas y robles. La caída de hojas doradas tiñe el sendero de ocre y amarillo, y, mientras los padres admiran el entorno, los niños corretean por la zona, bajo el hechizo de un bosque en otoño. Incluso con algún instante de silencio, roto por el murmullo del agua de un río enérgico gracias a las recientes lluvias.
Es un buen entrenamiento. Porque el objetivo es afrontar una etapa del Camino de Santiago. Lo hará en sentido contrario. «Porque así aprovechamos y comemos en Logroño». Irán desde Navarrete a la capital. «Los mayores hicimos el año pasado la etapa de Nájera a Santo Domingo, pero esta vez nos acompañan los niños que ya, creemos, pueden venir con nosotros». Este recorrido no solo es una inmersión en la historia y cultura medieval de la región, sino una oportunidad para que la familia viva la experiencia de los antiguos peregrinos, dejando un pequeño tributo en esta histórica ruta.
Cada jornada culmina con una experiencia gastronómica, «que va desde una barbacoa en nuestra casa rural hasta reservar en alguno de los buenos restaurantes que tenéis por aquí porque a todos nos gustan que nos sirvan de vez en cuando». El chef es uno de los hijos de Aurora y Pepe. Álvaro dispone de todo lo necesario para «disfrutar también de la casa rural, que te ofrece una versatilidad que otro tipo de alojamiento turístico no te da». Así, «esta noche cenaremos en casa». «Para los niños haremos unas pizzas, y para nosotros algún pescado al horno y un poco de carne para la barbacoa».
Para los Cortés Roble, estos días en La Rioja no son solo una salida a tiempo de la gran ciudad, sino una oportuna conexión con la naturaleza y la tradición. En su casa rural, se despiertan cada día rodeados de paz, sin más prisa que la de explorar su entorno. El ambiente de otoño les regala un tiempo para la familia, donde cada conversación se enriquece con la calma del entorno, y cada plato, paisaje o historias compartidas parece acercarles un poco más al espíritu de esta tierra.
Paseos, gastronomía… y una cata.
En su agenda a la riojana tienen prevista una cata en una de las bodegas centenarias de la DOCa Rioja. «La tuvimos que reservar con bastantes meses de antelación porque la demanda es muy alta por estas fechas». Los adultos disfrutarán de una cata en esta bodega, mientras los niños participan en un taller para conocer cómo se vendimia y elabora el vino. Probarán el mosto de las primeras uvas de la vendimia aún reciente, y conocerán la amplia cultura e historia que existe entorno al vino.
Además de la naturaleza y la gastronomía, La Rioja atesora un impresionante patrimonio cultural. De visitas anteriores, conocen perfectamente San Millán de la Cogolla. «Nos impresionó mucho la visita a Suso y Yuso», reconocidos como Patrimonio de la Humanidad por ser la cuna del castellano. Los visitantes pasean entre muros centenarios y manuscritos medievales, recordando que aquí, en estos mismos claustros, se escribieron los primeros textos en lengua castellana.
La Rioja en otoño es una invitación a descubrir la autenticidad de una región que no solo acoge, sino que se queda en el corazón de quienes la visitan. Desde las rutas de senderismo hasta el calor que ofrece la chimenea encendida desde bien temprano, pasando por el deleite de una cata de vinos históricos, la familia Cortés regresará a Madrid en unos días con la certeza de haber vivido una experiencia inolvidable, y la necesidad de repetir el año que viene.
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