Paula Boira.- En 1992, una agente de la Policía Nacional de 22 años se infiltró en ETA bajo el pseudónimo de Aranzazu Berradre. La historia de Elena Tejada, esta mujer riojana que logró convivir con miembros del comando Donosti y facilitó su detención toma protagonismo con la película ‘La infiltrada’ de la mano de la directora Arantxa Echevarría, para reivindicar la figura de una mujer olvidada por la historia.
«Si la infiltrada hubiera sido un hombre ya habría tres películas sobre él», sentencia Echevarría en una entrevista con EFE con motivo del estreno del filme, que llega a los cines este viernes para ofrecer al espectador un thriller en el que, en palabras de su directora, «por fin la protagonista es una mujer que no está sexualizada, ni es la novia de, si no que ella es el personaje».
El cine social es una seña de identidad de la directora bilbaína, que tras ahondar en las relacionales LGTBI dentro de la sociedad gitana en ‘Carmen y Lola’ y la discriminación racial en España con ‘Chinas’, aborda ahora la memoria sobre la banda terrorista ETA, un tema que le toca «de cerca», pero sin despegarse de su característica mirada feminista.
En ‘La infiltrada’, la protagonista, interpretada por Carolina Yuste, debe enfrentarse a una doble discriminación: la que parte desde dentro de la propia Policía Nacional, que no cree en la capacidad de una mujer de convivir con los terroristas sin ser descubierta, y la de los etarras, que no la ven como una igual y le exigen ser una especie de «cuidadora» de los hombres dedicados a la lucha armada.
«El machismo es transversal en los bandos. Son dos mundos tremendamente testosterónicos», recuerda Yuste, con quien coincide con Luis Tosar, que interpreta al inspector jefe Ángel Salcedo, el ‘Inhumano’, encargado de articular y dirigir el operativo. «Da igual la poli que un comando de ETA, mal que les pese tienen algo en común», bromea el actor.
Pese a ese contexto, «una mujer cobró una identidad, superó todo eso y consiguió algo que no había conseguido nadie hasta ese momento», explica Echevarría, quien ensalza los logros de Berradre: decir que la tregua anunciada por ETA en 1998 era falsa, infiltrarse en el comando Donosti, salvar ocho vidas de jueces, policías y políticos, y facilitar la detención de los etarras Sergio Polo y Kepa Etxebarria en 1999.
Con ellos convivió cerca de un año presentándose como militante del Movimiento de Objeción de Conciencia de Logroño. Para ello, antes había pasado casi una década infiltrada en la izquierda abertzale de Donosti, para lo que tuvo que cortar lazos familiares e inventarse una nueva identidad. Tanto la directora como los actores inciden en el desconocimiento no solo de esta historia, si no de todo lo relacionado con la banda terrorista, especialmente entre los jóvenes.
«Hicimos una especie de encuesta y pases con gente joven, y no tenían ni idea de lo que había pasado en el País Vasco, en el conflicto, ni de qué era ETA. Solo sabían los atentados y poco más», esgrime Echevarría, quien reconoce que las series y películas que traen de vuelta la historia más reciente de España «abren camino en tener ganas de volver a recordar, sobre todo para no repetir, porque si olvidamos pronto repetimos rápido».
Yuste confía en que la película consiga hacer que la historia reciente de España «llegue a las nuevas generaciones» y celebra «poder hablar de estas historias», aunque «sigan generando crispación y dolor», explica la actriz en un momento de intenso debate sobre las condenas a los presos de la banda terrorista.
«Es una maravilla haber llegado a esto: que hayamos visto el final de la banda y de la violencia, y entrado en un periodo en el que ya lo podemos contar, intentando hacerlo de la mejor manera posible para que los que vienen ahora y los que ya están lo entiendan», resalta Tosar, quien, pese a todo, reconoce que «vivimos en una sociedad muy polarizada en la que el tema de ETA siempre levanta ampollas de un lado y de otro».
Para Echevarría, nacida en Bilbao, la película ha servido para «hacer un poco las paces» con su infancia, de la que recuerda «ese peso que había en las sociedad, el no poder hablar, la sensación de estás conmigo o contra mi».
La parte de la investigación ha sido una de las más importantes. Contaron con la ayuda del periodista Pablo Múñoz y hablaron con algunos de los policías del operativo, como el ‘Inhumano’, así como con personas que conocieron personalmente a Berradre.
Con quien nunca lograron hablar, precisamente, fue con ella, cuyo paradero se desconoce por su seguridad. A Echevarría le encantaría tener su opinión sobre la película y le lanza un guante: «me muero de ganas de saber qué le parece».
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