La novillada de Los Maños lidiada hoy en Arnedo ha sido un fiel reflejo y un claro muestrario de lo que es el toro de Santa Coloma: un encierro terciado, pero a la vez armónico; sin caras exageradas, pero con su guapura; con su hocico de rata , su viva mirada de ojos grandes y saltones y su papada degollada. Por capas, un pantón desde el negro al ensabanado pasando por el cárdeno entrepelado. Se aplaudieron de salida los lidiados en primer, segundo y cuarto lugar.
El comportamiento fue variado, sin que saltara el novillo excelente y tampoco el malo, aunque sí varios (demasiados) deslucidos en diferente escala. Cierto es también que la novillada fue de más a menos y si hubieran sido lidiados en diferente orden, estaríamos hablando ahora de otra historia bien diferente.
De salida, todos adolecieron cierta frialdad de la misma forma que remataron en los burladeros. El conjunto sacó pies en banderillas y ninguno de los seis abrió la boca a lo largo de la lidia. Mucho motor tuvo el primero; más parado y, por ende, exigente fue el segundo; sin capacidad de repetir se mostró el tercero; al cuarto le faltó transmisión en la embestida; muy pronto se paró el quinto; y muy flojo resultó el lidiado como sexto.
Primero, segundo y sexto fueron los que más se emplearon en el caballo, sin que ninguno protagonizara una pelea en el peto para el recuerdo y tampoco a ninguno se le pico en el sitio. Los seis se anunciaron como hijos de ‘Quejoso’, un bravo novillo indultado hace una década en Zaragoza y que, por lo visto hoy en Arnedo no termina de fijar su brava genética en su descendencia.
Fue el primero un novillo importante, de gran duración, repetición y motor, sin terminar nunca de perseguir los vuelos de los trastos por abajo. Le faltó rebozar los finales de sus embestidas, aunque a su favor hay que decir que Sergio Sánchez nunca terminó de bajar la mano y procurar enmendar aquel defecto. Falló Sánchez en el planteamiento de su obra. Tan atosigado y con mucho movimiento el inicio, ampliando las distancias y haciendo que el novillo se abriera mucho más a medida que avanzaba el trasteo. No terminó de apretarse Sánchez todo lo que exigía aquel buen toro de Los Maños y paseó una vuelta al ruedo un tanto por su cuenta. Fue dramáticamente volteado el extremeño en un inicio de faena de rodillas. Se quiso pasar Sánchez por la espalda a un novilla aún descoordinado y, a Dios gracias, todo quedó en un susto. Se quedaba corto y parado el de Los Maños y Sánchez no supo muy bien cómo plantear aquella batalla.
La vasta superioridad que le otorga a Mariscal Ruiz su gran altura hace que sus trasteos se desluzcan. Tampoco es que ande el sevillano sobrado de valor a la hora de presentar los engaños ni elegir los terrenos a pisar. Su primer oponente fue bien picado por Antonio Muñoz y pareció algo frenado y como amagando con huir de la pelea.
Comenzó de rodillas, se llevó una fea voltereta y a su obra le faltó acople y reunión. Ante el quinto, inició su trasteo con ayudados a pies juntos y el remate a este prólogo dejó entrever la clase de su enemigo por el izquierdo. Mariscal se llevó a su enemigo a terrenos de chiqueros y aquello debió desconcertar al astado que se paró. Un desplante inoportuno afeó más todavía aquel trasteo.
Osornio pechó con el peor lote. Un gran inicio de faena fue todo lo que pudo dejar en el sexto, un animal muy flojo que llegó a derrumbarse varias veces en el último tercio. Mató muy bien.
El mismo palco que premió a Talavante en Logroño con dos exagerados trofeos, se mostró insolente y cicatero a la hora de valorar la primera faena de Osornio. El mejicano se enfrentó a un novillo flojo y que nunca repitió. Pese a ello, Osornio consiguió pasajes de gran belleza y torería embebiendo y tirando con los vuelos de su muleta aquellas embestidas que nacían y morían de forma unitaria. El medio pecho siempre ofrecido, la figura encajada, su caro trazo, su temple y su empaque, lamentablemente, no encontraron un rival acorde a tantas virtudes. Además, también ejecutó con suma pureza la suerte suprema y la petición fue mayoritaria. Con total justicia, el palco fue abroncado.
La ficha
Plaza de toros de Arnedo, un tercio de plaza
Novillos de Los Maños, bien presentados y de juego desigual. El mejor fue el primero.
Sergio Sánchez: vuelta tras aviso y silencio.
Mariscal Ruiz: silencio en ambos.
Emiliano Osornio: vuelta tras petición y saludos.
Al finalizar el paseíllo, representantes de la ganadería de Los Maños recibieron una placa en recuerdo del indulto en Zaragoza hace diez años del novillo ‘Quejoso’
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