Con la llegada de las lluvias de septiembre, el telón se levanta para la temporada de setas en La Rioja, una de las regiones más valoradas por aficionados y expertos micológicos de toda España. Josué Rodríguez, experto en micología, asegura que «esta temporada promete ser una de las mejores en décadas». Las condiciones climáticas han sido muy favorables, con un agosto y un septiembre caracterizados por abundantes lluvias y temperaturas altas, factores clave para la eclosión de setas y hongos en la región.
La Rioja se convierte así en uno de los paraísos para los amantes de las setas, mientras que otras zonas del norte, como la costa de Guipúzcoa y Vizcaya, no han tenido la misma suerte debido a temperaturas más bajas. «Es el mejor año de las últimas dos décadas en La Rioja”, afirma Rodríguez. “Nunca había empezado tan pronto y nunca había habido tantas setas”. Las previsiones son tan optimistas que se espera un llenazo en los montes riojanos, no solo de locales, sino también de aficionados provenientes de otras regiones, como el País Vasco, Castilla y León. «Está llegando gente incluso desde Valencia a coger setas a la zona».
Cada otoño, miles de personas desempolvan sus cestas y afilan sus navajas para aventurarse en busca de preciados ejemplares. Sin embargo, esta afición masiva también trae consigo retos y riesgos. Uno de los problemas más visibles es la creciente masificación de ciertas zonas micológicas. «Este fin de semana ha habido hasta cuatrocientos coches en los montes riojanos. Hay setas para aburrir, pero también hay gente para aburrir, y dejan basura hasta aburrir”, lamenta Rodríguez, quien subraya que muchos de los recolectores de estos días «no han pisado el monte en su vida y eso supone un problema».
Debido a la popularidad de la recolección de setas y a los abusos que se han cometido en el pasado, muchos municipios de La Rioja regulan desde hace años esta práctica mediante la creación de cotos micológicos. Estos espacios acotados, gestionados por los ayuntamientos, requieren de una licencia previa para recolectar setas, cuyo coste oscila entre los cinco y seis euros por persona y día. En algunos de estos lugares, se llegan a otorgar hasta 3.500 permisos anuales, lo que demuestra la magnitud del fenómeno.
Para los municipios en el que la recogida de setas no está acotada, prima la normativa regional que establece que, en general, no se pueden recolectar más de tres kilos de setas por persona y día, salvo en los terrenos acotados donde la cantidad permitida puede ascender hasta los seis u ocho kilos. Además, está prohibido recolectar de noche, y tampoco se permite hacerlo los lunes y martes, salvo en festivos nacionales o regionales. Ignacio Sáenz de Urturi, es el director general de Medio Natural y Paisaje. «En la normativa nacional las setas están consideradas como un aprovechamiento y por lo tanto los titulares para acotar su recogida o no son los municipios».
Un aspecto clave de la recolección es la forma en que se extraen las setas. «No está permitido arrancar los ejemplares desde la base del pie llevándose el micelio, excepto en aquellos casos en los que sea necesario para su correcta identificación», dice explicando que hay excepciones para labores educativas o de investigación. Además, se prohíbe el uso de herramientas que dañen el terreno, como hoces o rastrillos. Los recolectores deben, asimismo, utilizar cestas que permitan la dispersión de esporas, como las de mimbre o caña, y quedan prohibidas las bolsas de plástico, que no solo impiden este proceso, sino que también afectan la conservación de las setas.
El incumplimiento de estas normativas puede acarrear sanciones que van desde los 100 hasta los 1.000 euros, además del decomiso de las setas recolectadas. Los agentes forestales y el SEPRONA son los encargados de asegurarse de que se cumplen las normas. «Realizamos dispositivos especiales en determinadas fechas y en determinadas localizaciones», explica Sáenz de Urturi.
Uno de los mayores riesgos que conlleva la recolección de setas es la posibilidad de intoxicación. La Rioja, al igual que muchas otras regiones micológicas, cuenta con una gran diversidad de especies de setas, algunas de ellas altamente tóxicas y difíciles de diferenciar de las comestibles. “Con la masificación de la práctica, el riesgo de intoxicaciones aumenta considerablemente», cuenta Rodríguez.
Además, el experto señala que, aunque las condiciones son excepcionales este año, el aumento en las temperaturas o la llegada de heladas tempranas podrían frenar la abundancia de setas. «Mientras las temperaturas no suban de los 28 grados y no haya heladas, seguiremos viendo setas durante semanas», comenta optimista. La primavera también fue especialmente buena para las setas, lo que refuerza la posibilidad de que la temporada se extienda durante un buen tiempo.
A pesar de los desafíos, la recolección de setas en La Rioja también representa una oportunidad para el desarrollo de un turismo micológico de calidad. Josué Rodríguez subraya la importancia de que los cotos micológicos gestionados por los ayuntamientos se responsabilicen de lo que ocurre en sus territorios. «No se trata solo de cobrar por cobrar», afirma. Para que esta actividad tenga un futuro sostenible, es crucial que se implementen medidas de control y educación para los recolectores. De esta manera, se puede garantizar que la masificación de la recolección no cause un impacto negativo en el medio ambiente.
La Rioja ofrece una gran variedad de paisajes donde se pueden encontrar setas: bosques, prados, pinares, encinares y muchos otros ecosistemas. «Este año se pueden encontrar setas casi en cualquier lugar de La Rioja». Esta diversidad no solo es atractiva para los recolectores locales, sino también para aquellos que vienen de otras regiones en busca de una experiencia micológica única.
La temporada de setas en La Rioja se presenta como una de las mejores de los últimos años, con condiciones climáticas perfectas para la proliferación de setas y hongos. Sin embargo, la masificación, los riesgos de intoxicación y el impacto ambiental son retos que deben ser abordados a través de la regulación, la educación y el desarrollo de un turismo micológico sostenible. La Rioja, con su abundancia de cotos micológicos y su diversidad natural, tiene el potencial de convertirse en un referente en la recolección de setas, siempre y cuando se gestionen adecuadamente los recursos y se respete el entorno.
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