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Y colorín colorado, San Mateo se ha acabado. Una vez quemada la a cuba en loor de multitudes, el equipo de Gobierno municipal da por terminados los días festivos oficiales del año 2024 y toca hacer balance y reflexión. Para ese balance, nada mejor que preguntar a los logroñeses, que a la postre son los que disfrutan de la fiesta, y como en todo hay diversas opiniones: están los que se quejan de todo y no iban a ser menos en esto, los que se confirman con «lo que hay» y no van a protestar ahora, y los que analizan y cuentan su versión según lo hayan visto.

El caso es que preguntando a mi amigo el que tiene negocio de ocio nocturno, me cuenta aquello de «yo, como siempre; algo menos porque entre semana hace tiempo que no hay nada y al ser el cohete el viernes, igual he tenido un poco más de ‘meneo’, pero una cosa ha compensado lo otro y no me merece la pena casi ni abrir entre semana». El hostelero de día, el de las raciones las comidas y los vermús, me cuenta algo similar: «Poca cosa, al final entre semana hay cuatro gatos y todo está en Laurel y la zona centro».

Esto contrasta con lo que yo he visto, que igual porque tenía ganas de ver vidilla en la ciudad, he visto gente por la calle disfrutando de las «cuatro cosas» que había. Y lo que me da que pensar es que, en definitiva, eso de lo que presume el Consistorio, que había más de 300 actos programados, ha sido cierto. Al «Cicerón» lo que es del «Cicerón» … Perdón, quería decir «al César». Eso sí, analizando esto se ve que el único trabajo ha sido comprimir lo de siempre en menos días para llenar la cesta de las fiestas a modo de barullo y así cumplir el expediente.

Es difícil contentar a todos, eso está claro, pero también lo es generar un descontento general y se ha conseguido. Los de los toros, descontentos porque hay pocos días; los de las peñas, porque no hay Espacio Peñas y se les ha ninguneado y quitado importancia; los de las degustaciones, porque al estar tan acumuladas no hay público para todas; los padres, porque la feria a 4 eurazos el viaje es muy caro; los feriantes, porque hacen un esfuerzo para ser inclusivos y la población le echa morro y el Ayuntamiento no les ayuda; la pelota casi ha pasado desapercibida cuando la feria matea ha sido siempre una de las citas más importantes, pero como no se innova y se integra, está ahí, al otro lado del río; como el barrio del Campillo es casi Oyón … Y así una larga lista.

Los de la exaltación de la chuletilla al sarmiento no se han quejado aún porque es este sábado. Seguro que a alguno no gusta que sea fuera del programa oficial, pero es que, como decía antes, es difícil contentar a todos.

El caso es que se quemó la cuba y así asistimos a la ultima -o igual no- astracanada protagonizada por el equipo de Gobierno municipal, con su alcalde al frente. Hago un inciso: en fiestas sí que se ha visto al alcalde, el señor Escobar, haciéndose la foto y «logroñeando», después de haberlo hecho en la semana grande de Bilbao, faltaría más. Eso sí, copio poco entonces del buen hacer en las fiestas de esa ciudad vasca.

El caso es que les preguntan por la cuba y comenta el concejal que van a ahorrar, que va a ser poco menos que «eco friendly» y cuando en la radio le espetan sobre esto al alcalde dice no tener ni idea, que «supone que sí» y al llegar al ayuntamiento a eso de las 21 horas para pillar sitio y ver el espectáculo, veo atónito que la ‘cuba’ es aquella que indultó en 2019 el alcalde anterior, criticado por no quemarla. Ahí plantada, a punto de morir por cremación, en plan «que se vea que acabamos con el legado de Pablo Hermoso y con todo lo que hizo»; como para borrarlo del mapa. Lo llaman ahorrar, pero espero que para ahorrar no les de por prender las calles Duquesa de la Victoria y Avenida de Portugal para hacernos el favor, como hizo Nerón para sanear Roma, y le echen la culpa a Europa y al Ministerio al igual que el ínclito Nerón se la echó a los cristianos.

El caso es que las peñas se revelan y entran tardías al ayuntamiento, el presidente de la Federación las reivindica, los vendimiadores hablan con el corazón y sacan el momento bonito del acto y el alcalde no dice ni mú. Se esconde detrás de Séneca y Petronio -bueno, no, detras de Cicerón, el concejal, que tampoco dice nada- y se prende la cuba. Traca, fuego y resulta que, cual venganza griega orquestada por un dios cruel, las figuras indultadas se niegan a arder a la primera y hay que ensañarse. Y el humo negro, tóxico y oloroso se cierne sobre la multitud merced al viento y a pesar del esfuerzo de los bomberos, como esos fantasmas de las novelas de Dickens, el de los «sanmateos pasados», que hacen que la cuba «eco friendly» sea más oscura y tóxica aún que el programa de fiestas «trabajado» por este equipo de gobierno municipal. La gente casi que huye espantada del olor y de la negrura. La sombra de Hermoso y del PSOE aún se cierne sobre ellos y no pueden quitárselo de la cabeza, al parecer. Ya dijo que no iba a ser ecológico quemarla y era cierto.

Pero ha habido cosas buenas y divertidas también. La mayoría ajenas al programa, como la terraza de este medio que ha sido un punto de encuentro muy bueno, la labor de la Policía Local y Protección Civil, que han hecho de estas unas fiestas seguras (muchas gracias), y cómo no el concierto de ‘la Let’ (Sabater), que hizo furor por uno y otros motivos, pasando a ser historia de las fiestas. Y, cómo no, los logroñeses y los visitantes que han hecho de la fiesta eso mismo: una fiesta a pesar de todo y gracias a todos.

Una vez hecho el balance, la reflexión. Mientras se ha hablado de fiestas se ha dejado de lado hablar de lo que nos espera como ciudad. ¿Se devolverán los millones a Europa? ¿Qué pasa con las calles Sagasta y San Antón? Y todas esas cosas aparcadas y tapadas por la cortina de humo de las fiestas, un humo tan negro como el que surgió de la cuba de la venganza y que esperemos que no nos deje ciegos.

*Puedes enviar tu ‘Carta al director’ a través del correo electrónico o al WhatsApp 602262881.