Poco menos que un milagro. Un chico y una chica, Aarón Navas y Patricia Sacristán, por orden cronológico, se han enfundado por primera vez un traje de luces. Y para torear. Aarón y Patricia, Patricia y Aarón, acaban de engrosar las filas del escalafón de novilleros sin picadores. El hecho, que puede tener toda la importancia que se le quiera dar, es por sí mismo algo excepcional y extraordinario.
Aarón fue el primero en calzarse las medias rosas y embutirse en la taleguilla. Eduardo Abad, su mozo de espadas, el encargado de encajarle la chaquetilla. Ocurrió el pasado sábado en la soriana localidad de Ólvega ante un eral de la divisa portuguesa de Samuel Pereira Lupi, en compañía del rejoneador Sebastián Fernández y la también novillera sin caballos Gabriela Mayor.
Aarón alcanzó el desenlace soñado: dos orejas y puerta grande a hombros de Víctor, su padre. El joven torero de Igea lució un precioso terno azul marino y oro y basó su triunfo en una labor consistente en afianzar las poquitas fuerzas de su enemigo para más tarde someterlo en el toreo al natural. El acierto con el estoque terminó por desencadenar el doble trofeo. Aarón estuvo siempre arropado por Rubén Sanz, el torero soriano de exquisito corte con quien tantas horas de entrenamiento comparte.
Por un vestido verde de pasamanería blanca se decantó Patricia Sacristán para realizar su primer paseíllo en la localidad cacereña de Calzadilla. Juanjo Serrano, su tío y principal valedor, fue quien anudó el fajín y el corbatín de color rosa palo. Montera en mano, con trenza y sin coleta, Patricia sintió el cariño de los calzadillanos nada más pisar sus calles, de la misma forma que la presión y la responsabilidad se hicieron presentes en el momento de liarse el capote de paseo. El mal uso de los aceros truncó el final feliz de uno de los días más felices vividos hasta la fecha por Patricia.
Una oreja, exagerada a juicio de la novillera, vino a recompensar el arrojo y las ganas que acompañaron a la joven novillera de Tricio durante su debut de luces. Su novillo, del hierro de Urcola, propiedad de Victorino Martín, presente en los tendidos de Calzadilla la tarde del pasado lunes, resultó complicado. Un relajado saludo de capa y una serie al natural cotizaron al alza de la misma forma que sirvieron para certificar la impostura de la novillera ante su oponente.
Ólvega y Calzadilla siempre irán ligados a las trayectorias de Aarón y Patricia, respectivamente. Dos chavales que, milagrosamente, ya disfrutan hilvanando sus ilusiones de seda con hilos de oro.
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