La UD Logroñés ha anunciado este jueves que ha superado la cifra de 3.855 socios. Se trataría de un número simbólico, de no ser porque rebasa la que la entidad registró en la pasada temporada. Pese a no ser su mejor momento deportivo, la afición no abandona a su equipo y se hace notar cada partido en Las Gaunas. También cada fin de semana, como por ejemplo en Teruel, donde algunas decenas de hinchas se desplazaron para animar a su equipo. A buen seguro y en fiestas de San Mateo, este número crecerá, acercándose hasta, por qué no, la cifra de 4.000.
Una cifra, por cierto, que se encuentra entre las más altas que ha tenido el club durante toda su historia. Solo la primera temporada (09/10), que alcanzó los 6.237 socios gracias a promociones agresivas, queda muy por encima. A partir de ahí, hubo 4.452 en la 2010/11 y después, ya no se volvieron a superar los 4.000 hasta la 2019/20. Por lo tanto, pese al bajo momento en la trayectoria deportiva, la parcela social goza de indiscutible buena salud.
Dentro del deporte riojano, no hay otra institución regional que rivalice en apoyo social con la UD Logroñés. Cada fin de semana, los encuentros de los hombres ahora entrenados por Miguel Flaño superan en afluencia de público a todas las demás disciplinas. Y no es que sean, precisamente, años de vino y rosas. Más bien, todo lo contrario. Cierto es que los logroñeses alcanzaron la Segunda División en verano de 2020, pero las restricciones derivadas de la pandemia de COVID-19 no permitieron la entrada de público. Para más inri, el equipo descendió ese mismo año a Primera Federación.
Una vez en Primera Federación, llegó un playoff frustrado en la 2021/22 y después, una temporada catastrófica con descenso a Segunda Federación en la primavera de 2023. Y ya para colmo, en la campaña pasada, en la final del playoff, el Marbella ascendió en Las Gaunas. Con el Municipal en engalanado en lleno técnico, con la ciudad tremendamente enchufada y sin embargo, los andaluces asestaron otra decepción monumental. Más allá del hito logrado con la Ciudad Deportiva, el sufrimiento deportivo no acaba en estos últimos años. No ha habido demasiados momentos para el goce.
Pocos podían pensar aquel 2 de junio, tras la decepción, que la masa social respondería con tal vigor. Pero forjada a base de sufrimiento, la masa social de la UD Logroñés crece con savia nueva y fidelidad. Cada vez hay más niños en las gradas y sobre todo, cada vez más incondicionales. No importa la categoría, ahí estarán los casi 4.000 de siempre. Cada quince días, animando aun en el ‘pozo’ de la Segunda Federación, a la espera de tiempos mejores. No van a solo ver fútbol, son de la UD Logroñés.
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