El sector estratégico por excelencia de la región podría ver pronto los primeros brotes verdes. Este año, con las diferentes medidas tomadas para reajustar la producción (y sin tener en cuenta los litros de vino que después irán a destilación), «podría salir más vino del que entre en las bodegas», según estimaciones del sector. De ser así, esto supone un importante paso adelante en el objetivo de equilibrar las cifras del Rioja. Las medidas, aunque coyunturales, parecen estar dando resultados para ajustar la producción a las salidas de vino.
El exceso de producción y la reducción de ventas por el cambio en las tendencias del mercado (hay una caída mundial del consumo de vino que afecta principalmente al tinto) han hecho que bodegas y cooperativas acumulen litros y litros de vino en excedentes. La situación por la que atraviesa el sector es complicada. Rioja ha estimado un potencial productivo máximo para esta campaña de 368 millones de kilos de uva, que se convertirían en 254 millones de litros de vino, si bien la cosecha esperada es inferior (es un cálculo de máximos). Por ejemplo, el año pasado, el total productivo máximo se cifró en 400 millones de kilos aproximadamente que, tras el ajuste de un 5,75 por ciento por los rendimientos de uva amparada, dieron lugar a 377 millones de kilos.
Para esta vendimia, entre la cosecha en verde, que afectará a 5.500 hectáreas aproximadamente, la ayuda extraordinaria del Gobierno de La Rioja, las inclemencias meteorológicas y otros ajustes, que en conjunto afectan a 7.273 hectáreas, aplicando la misma reducción del 5,75 por ciento al total del viñedo productivo este año (59.675 hectáreas), la producción real rondaría los 346 millones de kilos de uva, que se convertirán en 238 millones de litros de vino. Este año, además se espera que ese ajuste o reducción sea superior al del año pasado por la situación actual del viñedo, donde se prevé recoger menos uva que en el anterior.
Cabe recordar que ese máximo productivo es el tope que podría recoger la región -no lo que espera realmente recoger- tras la cosecha en verde realizada este año (que, en la La Rioja, se efectúa a partir de los 14 millones de euros recibidos de los fondos europeos este año) y un complemento del Gobierno regional de 4,7 millones de euros, así como las medidas autoimpuestas por el sector que, por segundo año, ha reducido los rendimientos amparados para las uvas tintas al 90 por ciento (5.850 kilos por hectárea), y los rendimientos de transformación al 69 por ciento. Al total, además, habría que restarle también una merma habitual por diferentes motivos, entre ellos los climáticos.
De ser así, la producción final sería menor que las salidas de vino por primera vez desde 2017 sin contar con la destilación. Las salidas las conforman por un lado las ventas interanuales que, de acuerdo con la fecha de comercialización actual, ronda los 236 millones de litros de vino, y otras salidas habituales (como, por ejemplo, la merma en barricas) que suponen unos 7,6 millones de litros de vino al año. Teniendo en cuenta solo estos datos, el balance ya sería positivo. Además, a eso habría que sumarle los 18,4 millones de litros de vino que van a ir destinados a la destilación en este segundo año de ayudas al sector por parte del Gobierno regional. Eso sólo en La Rioja, ya que el Gobierno Vasco ha habilitado una partida económica de casi 7,5 millones de euros que irán dirigidos a las bodegas de Rioja Alavesa y Navarra prevé destinar otros 2,8 millones de euros a la destilación.
Si bien se espera que la reducción de existencias sea sensiblemente más alta que la del año anterior y ese posible equilibrio entre salidas y entradas o, incluso, como se prevé, ese sorpaso de las salidas de vino frente a las entradas alivie la situación, incrementar las ventas sigue siendo imprescindible para mejorar la ratio.
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