Las personas con parálisis cerebral cuentan en La Rioja con nuevas viviendas. Desde hace dos años, Aspace gestiona un piso con seis plazas para personas que padecen esta enfermedad. Teresa Stokkermans, responsable de la vivienda especializada, explica que “las ayudas son iguales a las que ofrece una residencia a nivel físico. Aquí también trabajan profesionales. Es el mismo formato, pero más reducido”.
Stokkermans cuenta que antes de este piso, las personas con parálisis cerebral solían ir a residencias. “Era algo más grande, de 17 plazas. El piso solo tiene seis y todas están ocupadas”. Y es que los alojados aquí viven con una sonrisa. Seguramente sea por el trato con los profesionales que los acompañan día a día e intentan que sean “autónomos en sus decisiones y actividades”.
“Nosotros somos herramientas para que hagan una vida normal. Por eso motivamos la autonomía”. Las actividades que realizan no se quedan dentro de las cuatro paredes, sino que son muy variadas. Desde ir al cine, visitar pueblos o ir a natación.
Las plazas se gestionan desde la Consejería de Servicios Sociales. El único requisito que deben cumplir es tener, al menos, un segundo grado de discapacidad. «Nosotros no nos encargamos de valorarlos; de eso se encarga el centro base».
«Las personas con parálisis cerebral no son totalmente dependientes, eso va en función de su discapacidad”, explica Stokkermans, quien pone el acento en que “algunos tienen dependencia motora, pero no psicológica. Otros, en cambio, solo tienen dependencia psicológica”.
«En la unidad de convivencia son varios los profesionales que se ocupan de ayudarles. Nuestro equipo lo conforman integradores sociales y técnicos de atención directa“, añade Stokkermans. No son los únicos. Existe la posibilidad de ayudar a personas con parálisis cerebral de manera voluntaria y los familiares también pueden estar a su lado siempre que quieran.
Aún así, la responsable de la vivienda no recomienda que las familias hagan todas las actividades con ellos. “Con las excursiones y todo lo que programamos intentamos que amplíen su círculo social y, si solo se rodean de gente cercana, no salen de ahí”.
Por eso, Stokkermans se muestra tajante tajante: «Me siento motivada con mi trabajo. Ayudar a las personas y que hagan lo que ellos quieren, con las facilidades que les damos, me llena. Llegamos a formar parte de sus vidas. Somos sus herramientas para llevar una vida normal».
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