De madrugada, con la fresca. En Aldeanueva de Ebro este miércoles no era un día normal. Los despertadores han sonado más pronto de lo habitual. Las máquinas han enfilado el camino a los renques para vendimiar los primeros kilos de uva. Blanca. Tempranillo. Con unos doce grados de media. Espectacular a la vista.
— NueveCuatroUno (@NueveCuatroUno) August 21, 2024
Con estos mimbres comienza la vendimia 2024 y lo hace, como es habitual, en Viñedos de Aldeanueva. Rioja Oriental coge la delantera en una campaña algo más corta de kilos que otros años, con unas previsiones magníficas en el campo pero algo “revuelta” por la situación del sector.
Tras valorar con las analíticas en el campo casi cada una de las fincas, la fiesta de la vendimia ha comenzado y se alargará posiblemente durante los dos próximos meses, cuando se recojan los últimos racimos en las viñas más tardías de Rioja Alta. De momento, miércoles y jueves pasarán por la tolva los primeros granos. Los más tempranos. Después, parón. Y el lunes, vuelta a empezar.
En el campo, Alberto supervisa las primeras vueltas de la vendimiadora. La finca familiar está cuidada con mimo. “Esto es cosa de mi padre, que le gusta tenerla así”. Su primo Santi ha venido a echarle una mano. “El blanco va todo a máquina”, explica Guillermo, trabajador de la cooperativa que se conoce como la palma de la mano los terrenos aldeanos. El sol comienza a aparecer por el este, de Yerga llegan nubes: “Sin problema, esas no llevan agua”.
Y es que, aunque la tranquilidad por el tiempo es palpable entre los agricultores (después de comprobar que las previsiones para los próximos días son excelentes), no hay quien no eche una mirada al cielo, por si acaso. “Ahora una ola de calor o una tormenta con granizo lo deja todo hecho unos zorros”. Abel Torres, gerente de la cooperativa, lo confirma: “La idea es recoger durante esta vendimia algo menos de producción pero va a depender de la meteorología; si llueve habrá más kilos, si suben las temperaturas bajarán por la deshidratación”.
De momento, los próximos se atisban ideales: “Treinta grados de máxima y mínimas de 15”. Con estas temperaturas la maduración es perfecta. “El resto de las variedades blancas están madurando de forma más lenta, así que sin prisa”. Sobre las tintas… “Ya tenemos analíticas con 12 grados, así que si nada cambia podríamos estar vendimiando en cuestión de semana y media o dos semanas”.
Con la tolva reluciente, entran los primeros tractores a la bodega Fincas de Azabache. Allí los viticultores van cogiendo posición. Freno de mano echado, bajan de los tractores. El madrugón ha sido de los buenos. “Desde las seis llevo aquí pegado a la tolva”, comenta José Javier. Dos tractores más y a casa. “A ver este año cómo va la cosa”. La situación del sector sobrevuela todas las conversaciones. “Hay que hacer algo pero no es fácil tomar determinadas decisiones”.
Con todo eso en la cabeza, además de las cuatro olas de calor que ha sufrido la viña, la vendimia en verde, la destilación… este miércoles el día era de ilusión. Una nueva vendimia, una nueva oportunidad, un nuevo tiempo para demostrar el trabajo de todo un año.