“Era el alma del pueblo”. Así definen a Ramona todos aquellos que la conocieron. Por eso, y tras su fallecimiento, los jóvenes de Alcanadre han decidido hacerle un homenaje a la altura de la persona. Ramona ya tiene su cuesta en la localidad, una calle en el pueblo que la vio nacer y que siempre fue suya aunque nadie se lo hubiese reconocido antes.
“Todos los jóvenes hemos llamado siempre a la calle donde vivía ‘la cuesta de la Ramona’ creo que nadie sabe realmente cual es el nombre oficial”, explica Luis. “Entonces tras su fallecimiento decidimos que por qué no comprar una placa y ponerla en la puerta de su casa a modo de homenaje”. Dicho y hecho: colecta popular y placa. “No va a ser la calle oficial porque para eso hay que hacer muchas cosas en el Ayuntamiento pero es un gesto que hemos querido tener los jóvenes con ella”. Todo se andará, dicen otros.
Oficial o no, este lunes nadie quería perderse el homenaje. Decenas de chavales y no tan chavales acudieron como tantas otras veces a casa de Ramona, esta vez no para pedir un favor sino para darle las gracias. “Queríamos que fuese antes de fiestas porque era su época preferida del año”.
Y es que Ramona no se perdía un acto. “En todas las fiestas estaba: con la charanga, llevando pastas a las cinco de la tarde a los bolos en fiestas para que continuase la tradición… “. Allá donde se tocaban un par de notas aparecía Ramona para alegrar la existencia a los demás. Así lo cuenta Luis, uno de los jóvenes de Alcanadre que estos días se ha puesto manos a la obra para hacerle un homenaje que pocos podrán olvidar en el municipio.
Y es que nadie recuerda nunca con una mala cara a Ramona. “Se quedó muy joven viuda pero siempre ha sido la alegría de la huerta incluso en la charanga le hicimos una camiseta como al resto de los integrantes porque era como uno más”. Servía el zurracapote en fiestas, estaba allí donde había fiesta y había que echar una mano,
Y así, con todo el pueblo avisado, este lunes la cuesta de la Ramona se llenaba para darle el último adiós y recordarla con la alegría que siempre la caracterizó. “Estas fiestas se la va a echar mucho de menos”.