Agricultura

Una nueva siega “para olvidar”

Un tractor descarga el grano en el almacén de la Cooperativa Garu en Ausejo. | Fotos: Leire Díez

La de este 2024 es la tercera campaña del cereal que arrastra La Rioja con importantes pérdidas de producción, más acusadas incluso en esta última cosecha. La falta de agua en los meses cruciales de desarrollo, entre marzo y abril, sentenciaron muchos sembrados en la región, mientras que lo que arrojo el cielo durante mayo apenas sirvió para un pequeño porcentaje del campo. El resultado: unas espigas pequeñas y con granos vanos que se han cosechado como se ha podido, porque algunos campos ni han llegado a espigar.

En las tierras de La Rioja Alta el desánimo es generalizado. “Esta sin duda es una cosecha para olvidar y esperemos que no vengan más así porque si no nos arruinamos”. Así de tajante refleja la realidad el cerealista Álvaro Barahona, quien cultiva en unos 14 pueblos de esta zona. “En general ha habido importantes recortes en la producción, especialmente en lo de secano que registran pérdidas que van desde el 50 por ciento hasta incluso el 90 por ciento. Lo que cuenta con regadío se ha comportado y algo se ha podido salvar, sacando rendimientos de unos 5.000 kilos por hectárea o incluso de 6.000, que viene a ser la producción de un año normal. También lo que se sembró más tarde y que se ha beneficiado algo de las lluvias de mayo, pero no ha sido la tónica general”.

Pero es que este año no se han alcanzado ni los rendimientos de un año mal. “Antes cuando la cosecha venía mala llegábamos a los 3.000 o 3.500 kilos por hectárea; este año estamos hablando de 2.000 kilos, 1.500, 1.000 e incluso de 500 kilos en algunas fincas por la zona de Trevina, Fonzaleche y Sajazarra. Ha sido catastrófico. El año pasado fue malo pero es que este año ha habido zonas que han sido mas castigadas aún”.

Una cosechadora segando durante esta campaña en la zona de Alcanadre.

En la Cooperativa Garu de Ausejo hace varias semanas que despidieron la campaña y su gerente, Luismi Ezquerro, reconoce que se ha recogido más de lo que se esperaba para el año que venía. “Pero hay mucha diferencia entre unas fincas y otra. Las que se sembraron antes han resultado algo mejor, y las más buenas han podido dejar rendimientos de entre 2.500 y 3.000 kilos en las cebadas y de unos 4.000 kilos en los trigos. Pero también las ha habido que no han rendido nada, como las siembras tardías que han sido un desastre. Algunos trigos tenían buen peso específico pero otros ni siquiera han llegado al peso”, apunta.

Se cierra así un capítulo más en el campo riojano que despide una siega que lastra más si cabe los ánimos de los labradores. Una estampa bien distinta a la que se muestra en el campo vecino de Navarra. La comunidad foral ha registrado la campaña más productiva de la historia con 930.000 toneladas de grano (un 41 por ciento más que el año pasado). Según datos facilitados por la sociedad pública INTIA, el promedio de productividad en cuanto a trigo ha sido de 5.546 kilos por hectárea frente a una media de 4.664 en la última década, y de 4.897 kilos por hectárea en cebada frente a una media de los últimos 10 años de 3.857.

En La Rioja la vista se fija ahora, entre otras cuestiones, en los precios que se percibirán por el grano de 2024. “Durante todo el año pasado estuvieron a la baja. Luego uvieron un pequeño repunte en mayo a las vísperas de iniciar la cosecha, pero una vez se empezó a cosechar de nuevo volvieron a bajar.  Ahora mismo el grano está a precios ridículos con los que no se puede sobrevivir”, remarca Barahona.

También hay preocupación de cara a la siembra de este invierno y es que si ya el año pasado algunos barajaron la idea de no sembrar tanta superficie como en años anteriores por la incertidumbre de cosecha, este año la situación se agrava. “El año pasado, aunque había dudas, se pensaba que no iba a haber dos años iguales y que no podía ir a peor, pero sí ha ido. Este año ya ha sido la puntilla y va a ser muy complicado el subsistir”, apunta el cerealista.

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