Dime cuántos bares hay y te diré de qué pueblo eres. Si no hay bar, mal asunto y mal futuro le corre a esa localidad que no tiene un punto de encuentro en el que echar la partida, jugar un parchís, o tener una conversación con alguien conocido.
Y hasta ahora, los casi 350 habitantes de Tricio tenían un bar al que acudir. A partir de ahora, desde el pasado 25 de julio, ya son dos los espacios hosteleros en los que poder tomar algo o encontrarse con alguien conocido o por conocer. Tricio ha recuperado el bar junto a su Ayuntamiento, en su plaza. Una buena noticia.
Los nuevos responsables Bajan desde los Cameros, donde hasta hace unos meses conducían en San Román el bar del Centro Social. Ana García y su hijo Adrián Corral son los nuevos rostros del pueblo, que al otro lado de la barra atienden desde hace unas semanas para duplicar la oferta hostelera de Tricio.
Bajo el nuevo edificio del Ayuntamiento de Tricio, este nuevo local será un bar al servicio de los vecinos de la localidad. Quien ha atendido un negocio hostelero en un pueblo como San Román sabe perfectamente el papel social que cumplen también los bares de estas localidades. “Pero esto es distinto, se nota que la vida es distinta”, explica Ana, ilusionada por esta nueva etapa.
Leyó que estaba disponible la posibilidad de coger este nuevo local hostelero. Y decidió interesarse por ello. Ana y su hijo se han encontrado un local a estrenar, donde todo es nuevo, también ellos, que estarán “al servicio de los vecinos de los vecinos desde las nueve de la mañana y hasta que se vaya a casa el último cliente”.
Tras tres meses esperando las licencias y permisos pertinente, Ana y Adrián ya atienden al otro lado de la barra. Cerrarán los lunes por descanso semanal, el resto de los días permanecerán abiertos. Y los vecinos de Tricio ya están conociendo la propuesta de este nuevo bar. “Entre semana tenemos bocadillos, emparedados… lo necesario durante un día de labor”. Y luego, “los fines de semana, tendremos una importante barra de pinchos, y también vamos a dar almuerzos”.
Bocadillos, emparedados, almuerzos, pinchos, vinos, cañas, refrescos… un nuevo punto de encuentro y reunión para estar un rato en su terraza y vivir la vida de un pueblo que estrena un bar para la causa de las vidas de sus gentes.