“Los viticultores todavía no sabemos lo que vamos a percibir por nuestras uvas”. Así lo ha asegurado el presidente de ARAG-ASAJA, Eduardo Pérez, “lo que exigimos es que se firmen ya los contratos de compraventa. Esto proporcionará tranquilidad y certidumbre a los viticultores porque van a conocer qué operador va a comprar su cosecha y cuánto va a pagar por ella”.
Los viticultores están viviendo estas semanas que preceden al comienzo de la vendimia con incertidumbre y preocupación. “No es para menos, llevamos cinco campañas de pérdida de rentabilidad. En esta de 2024 contamos con una producción menor y la calidad es muy buena, por lo que los precios deberían ir en consonancia y ser más elevados que los de la campaña pasada”, advierte Pérez.
Recuperar la rentabilidad de las explotaciones agrarias, entre ellas de vitícolas, es la principal premisa de ARAG-ASAJA y por lo que está trabajando desde diversas instancias: desde la local en municipios, regional, nacional e internacional a través de los organizamos europeos en los que participa como el Organización Internacional del Vino y el COPA-COGECA. “El viticultor es el eslabón más débil de esta cadena, es el que más está perdiendo. Por eso, no nos cansamos de exigir a las administraciones que vigilen y controlen a las operadoras para que cumplan con la Ley de la Cadena, firmen contratos y paguen a los viticultores lo que valen sus cosechas, ni más ni menos”.
Precisamente, en el Consejo Regulador de la DOCa Rioja y la Organización Interprofesional del Vino (OIPVR), en la que ARAG-ASAJA es la organización agraria con mayor representación se ha venido trabajando para abordar la situación del sector, buscar alternativas y soluciones eficaces con el fin de que garantizar que siga siendo viable dedicarse a la viticultura. “Tenemos un problema de consumo de vino mundial”, señala Álex Las Heras, vocal de la organización en la DOCa Rioja, “por lo que debemos abordar cuestiones como los posibles ajustes de la masa vegetal que en otros países de nuestro entorno ya se están acometiendo”.
Así, ARAG-ASAJA ha propuesto la creación de un grupo de trabajo para analizar esta cuestión y ha instado a la consejera de Agricultura, Noemí Manzanos, a convocar una reunión con las organizaciones agrarias y avanzar en ello. “Lo importante es que se ponga encima de la mesa esta alternativa, que se articule una normativa para su puesta en marcha, que se debata y se estudie entre todos los agentes implicados”, señala Las Heras.
“Los viticultores todavía no sabemos lo que vamos a percibir por nuestras uvas”. Así lo ha asegurado el presidente de ARAG-ASAJA, Eduardo Pérez, “lo que exigimos es que se firmen ya los contratos de compraventa. Esto proporcionará tranquilidad y certidumbre a los viticultores porque van a conocer qué operador va a comprar su cosecha y cuánto va a pagar por ella”.
Los viticultores están viviendo estas semanas que preceden al comienzo de la vendimia con incertidumbre y preocupación. “No es para menos, llevamos cinco campañas de pérdida de rentabilidad. En esta de 2024 contamos con una producción menor y la calidad es muy buena, por lo que los precios deberían ir en consonancia y ser más elevados que los de la campaña pasada”, advierte Pérez.
Recuperar la rentabilidad de las explotaciones agrarias, entre ellas de vitícolas, es la principal premisa de ARAG-ASAJA y por lo que está trabajando desde diversas instancias: desde la local en municipios, regional, nacional e internacional a través de los organizamos europeos en los que participa como el Organización Internacional del Vino y el COPA-COGECA. “El viticultor es el eslabón más débil de esta cadena, es el que más está perdiendo. Por eso, no nos cansamos de exigir a las administraciones que vigilen y controlen a las operadoras para que cumplan con la Ley de la Cadena, firmen contratos y paguen a los viticultores lo que valen sus cosechas, ni más ni menos”.
Precisamente, en el Consejo Regulador de la DOCa Rioja y la Organización Interprofesional del Vino (OIPVR), en la que ARAG-ASAJA es la organización agraria con mayor representación se ha venido trabajando para abordar la situación del sector, buscar alternativas y soluciones eficaces con el fin de que garantizar que siga siendo viable dedicarse a la viticultura. “Tenemos un problema de consumo de vino mundial”, señala Álex Las Heras, vocal de la organización en la DOCa Rioja, “por lo que debemos abordar cuestiones como los posibles ajustes de la masa vegetal que en otros países de nuestro entorno ya se están acometiendo”. Así, ARAG-ASAJA ha propuesto la creación de un grupo de trabajo para analizar esta cuestión y ha instado a la consejera de Agricultura, Noemí Manzanos, a convocar una reunión con las organizaciones agrarias y avanzar en ello. “Lo importante es que se ponga encima de la mesa esta alternativa, que se articule una normativa para su puesta en marcha, que se debata y se estudie entre todos los agentes implicados”, señala Las Heras.