Los análisis en la zona más oriental de Rioja, allá por Aldeanueva, ya han comenzado. Este miércoles ha sido los primeros, del que aún no hay resultados. Pero el primer paseo por las viñas de los técnicos da las primeras claves de lo que está siendo la época de envero y, al menos, las primeras previsiones de cuándo comenzará la vendimia en Rioja.
Allí, algunas viñas de tempranillo están a falta de pocos días para alcanzar el pleno envero. Más retrasadas van las garnachas, los gracianos y los mazuelos con un 15 por ciento ya enverado. “Aunque agosto es siempre el que manda podemos estar hablando de que, si nada cambia, tendremos un atraso de la vendimia con respecto al año pasado de ocho a diez días”, explica Abel Torres, gerente de la Cooperativa Viñedos de Aldeanueva.
La idea, así, es que las máquinas vendimiadoras puedan arrancar en torno al 18 de agosto, en plenas fiestas del municipio. “No estamos hablando de un año tardío; el asunto es que llevamos un par de años extremadamente adelantados”.
Aún así reitera en que el mes de agosto va a ser clave. “Como sigan estas olas de calor tan prolongadas es probable que aún se retrase más”. La viña con el exceso de calor paraliza su maduración. “Además nos podemos encontrar con problemas en la hoja”. Y es que las temperaturas nocturnas no están bajando en la zona oriental de los 20 grados. “La vid se protege para no perder humedad”.
También hay buenas noticias de estos primeros controles. “Está todo muy equilibrado, las posibles enfermedades están controladas y la uva viene muy sana en esta zona en la que no hemos tenido inclemencias metereológicas”.
Aún así miran al cielo. “Es una época de riesgo muy alto de tormentas y cualquier incidencia con el azúcar ya en la uva puede ser muy dañina”. Aún así, si nada cambia, la uva tinta podría empezar a recogerse a partir de la última semana de agosto o incluso en septiembre”.
En cuanto a kilos, en la bodega cooperativa esperan “un rendimiento similar al del año pasado, podríamos estar hablando de 20 millones de kilos de uva”.
En Rioja Alta la situación es algo diferente. “Estamos notando una gran diferencia entre unas zonas y otras dependiendo del agua que han recibido las viñas”, cuenta Adrián Sacristán, técnico de Servicios Agrarios Riojanos, de ARAG-Asaja.
Con un mes de julio “en el que no ha caído más allá de unos pocos litros de la tormenta de la semana pasada”, en envero aún no está generalizado. “En las zonas que han tenido acceso al agua tenemos un envero en algunas variedades de entre el 25 y el 50 por ciento”, en otras ni siquiera ha comenzado como en la zona de Alesanco, Torrecilla o Azofra.
“Con temperaturas de 36-38 grados en olas de calor tan prolongadas esperamos un retraso evidente del inicio de la vendimia”, dice. No se trata de un año extraordinario. “Podríamos hablar de un inicio tipo pero es que el de los últimos años ha sido muy adelantado”. Así, valora de entre 10 y 15 días el retraso del inicio con respecto al año pasado.
Sobre los posibles rendimientos tiene claro que “en Rioja Alta serán menores que an años anteriores, va a ser una campaña cortita de kilos, ya se empezó a ver en el arrojo de las cepas”. Lo justifica basándose en la meteorología del año. “Hemos tenido un invierno seco y una primavera calurosa, el agua que ha llegado ha sido de tormentas de las que se aprovecha poca agua”. Además la falta de aplicación de abonos es otros de los factores claves para una campaña que cuenta con una salud muy buena de las uvas.