Especial Enoturismo

Nájera, regia y hospitalaria

FOTO: Turespaña

Si las piedras hablaran, las de Nájera contarían sin duda algunos de los mejores relatos. Su tierra rojiza y sus verdes valles a orillas del Najerilla han sido objeto de deseo y de disputa entre los imperios más poderosos de la historia de la Humanidad. Sus orígenes se remontan a la Edad de Bronce y, desde entonces, en su orografía dejaron sus huellas romanos -hasta allí se extendieron los dominios de Tritium-, visigodos y musulmanes (su nombre desciende del árabe ‘Náxara’, que significa ‘lugar entre peñas’). Aunque fue en el siglo X cuando Nájera firmó sus páginas doradas en el gran libro de la Historia. En el año 918 el rey de Pamplona, Sancho Garcés, trasladó allí a su hijo García Sánchez y así nació el Reino de Nájera […], que posteriormente dio lugar al Reino de Navarra y al Reino de Castilla y Aragón, que se repartieron casi la totalidad del dominio territorial en la península durante la Edad Media.

Es ese legado el que ha forjado el carácter abierto y hospitalario de los najerinos, acentuado por su ubicación estratégica en la principal ruta de peregrinación del planeta. “Podríamos decir que somos casi el ecuador del Camino de Santiago si lo inicias desde Roncesvalles”, destaca el alcalde de la localidad, Jorge Salaverri, quien subraya la etapa Logroño-Nájera como “una de las más importantes del Camino Francés” y trae a la conversación el lema jacobeo “peregrino: en Nájera, najerino”.

Vayan camino de Santiago de Compostela o hayan venido a quedarse, los visitantes encontrarán en Nájera uno de los legados patrimoniales más ricos del norte de España. Como joya de la corona -nunca mejor dicho-, destaca el monasterio de Santa María la Real, cuya leyenda cuenta que Don García Sánchez III ‘el de Nájera’ erigió en honor a una misteriosa imagen de la Virgen, a la que se encomendó para conquistar Calahorra a los musulmanes. Allí se conserva la cueva primitiva en la que el monarca halló la talla de la Virgen y allí nació la Orden Militar de los caballeros de la Terraza, una de las más antiguas de España. El convento de Santa Elena (siglo XVI), la iglesia de Santa Cruz (erigida en el siglo XI y consagrada a principios del XVII) y el Museo Najerillense son destinos obligados para palpar el legado histórico de una localidad que jugó un papel capital para entender la Edad Media en nuestro país.

En la actualidad, Nájera es uno de los principales polos económicos de La Rioja, sustentado fundamentalmente por su industria del mueble -una de las más importantes del norte de España- y su fértil huerta, que tiene al pimiento najerano como máximo exponente. No dejes de pedirlo en sus restaurantes y bares, que elaboran con mimo lo mejor del producto local y lo acompañan con vino de Rioja.

FOTO: Crónica Najerense

Ninguna visita puede considerarse completa sin explorar el legado vinícola de Nájera, ubicada en el corazón geográfico de la Denominación de Origen Calificada, que cuenta con tres bodegas en su propio término municipal y más de treinta en un radio de 25 kilómetros. En ellas es posible disfrutar de visitas y catas para conocer algunos de los secretos del complejo y cuidado proceso de vinificación.

Son tantas las posibilidades que ofrece la ciudad para conocerla en profundidad, que conviene hacer noche. Y para ello ofrece posibilidades al gusto del viajero, con una completa oferta que abarca pensiones, hoteles, apartamentos turísticos, zona de autocaravanas y hasta cuatro albergues para sumergirse de lleno en el espíritu jacobeo.

De igual modo, la climatología del valle abre el debate sobre qué época del año es la idónea para entregarse a sus bondades gastronómicas y a su historia, pues -como indica Salaverri- “cualquier momento es bueno para venir a Nájera”. Aun así, el alcalde tiene dos preferencias: “Aquí el otoño es único por el colorido de las viñas y el verano es una fiesta, que comienza con las concurridas Vueltas de San Juan y tiene su máxima expresión con las representaciones del Reino de Nájera a las puertas de Santa María la Real”.

Subir