Especial Enoturismo

De Briones para el mundo: ‘Vivanco, referencia mundial’

El Museo Vivanco de la Cultura del Vino ha llevado Briones y La Rioja a cada rincón del mundo. Cuando en 2004 la familia Vivanco apostó por una nueva estrategia dentro de su bodega desconocía que de esta pasión despertaría una auténtica revolución en el desarrollo del enoturismo, hasta entonces casi inexistente en esta región y en la gran mayoría de zonas vitivinícolas. Crearon entonces el primer museo del vino con tales dimensiones y a lo largo de estas dos décadas de historia, se ha constituido como un referente para proyectos similares que han venido ‘a posteriori’, como la Cité du Vin de Burdeos.

“Cuando salimos en 2004 con la marca Vivanco tanto como para vino como para el museo, impactó muchísimo, pero lo que realmente impresionaba a la gente fue el museo y esa gran obra que habíamos hecho. Pero es justo el museo lo que nos hace diferentes”, recuerda Santiago Vivanco, copropietario de la bodega y director de la Fundación y Experiencias Vivanco.

Fruto de la pasión de su padre Pedro Vivanco por “rescatar y coleccionar” maquinaria agrícola y piezas etnográficas surgió lo que es ahora este gran museo del vino, un referente a nivel mundial que llegó a ser el primero con tales dimensiones. La intención inicial no era la de hacer un museo, ni mucho menos como el que construyeron finalmente, pero Pedro se fijó en museos de otros países y vio que él podía hacer algo parecido con todos sus enseres. Poco a poco su idea fue cogiendo forma y la familia protagonizó todo un proceso para crear un espacio de arte e historia en homenaje al vino y toda la cultura que lo rodea.

Los reconocimientos y premios a todo este recorrido no tardaron en llegar desde el primer momento. El último fue el año pasado, con el Best Of Special Achievement entregado por La Red Mundial de Grandes Capitales del Vino. Un galardón que solo se ha entregado en dos ocasiones más y que refleja el buen hacer y la ambición de una familia.

Santiago es el encargado de toda la gestión enoturística de la casa, mientras que su hermano Rafael, enólogo de la casa, es quien gestiona toda la parte vitivinícola. “Nuestro padre fue súmamente generoso al dejarnos hacer a nuestro gusto, tanto en la bodega y las viñas como en el museo, cuyo proyecto acabó alargándose más de la cuenta”, recuerda Santiago. Pero la espera mereció la pena.

La consultora que realizó el proyecto del Museo Vivanco calculó que “en el mejor de los casos” llegarían unos 20.000 o 30.000 visitantes al año. “No lo veían algo con mucho futuro y pensaban que sería algo más bien minoritario. Nosotros teníamos muchos miedos, pero estábamos convencidos de que lo que hacíamos era lo que queríamos, así que aunque las previsiones no fueran muy buenas, seguimos adelante. Fue entonces cuando nos llevamos la gran sorpresa, viendo la buena aceptación que tenía entre la gente, que no dejaba de venir. Que tengamos más de dos millones de visitantes en estos 20 años, con una media de 100.000 al año, es una cifra muy importante y que a veces nos cuesta asimilar que hayamos sido capaces de atraer a tanta gente”, destaca.

La bodega continúa esforzándose por reducir el número de visitantes con el objetivo de dar un mejor servicio y trato al público, ofreciendo experiencias más personalizadas y exclusivas que han reemplazado a las visitas de los inicios, cuando apenas había un tipo de recorrido. La evolución, especialmente a partir de 2013 cuando definieron toda su oferta como Experiencias Vivanco, ha supuesto un cambio importante en la forma de dar a conocer la historia de esta bodega y su museo al mundo.

Entre la oferta que presenta actualmente a los visitantes, se incluyen actividades en familia, visitas de colegios, participación en el momento de vendimias, así como catas del mosto al vino para explicar la evolución de estos desde que la uva entra en bodega hasta que se embotella el producto final. Además, el museo también está abierto a turismo de empresas.
Vivanco Experiences es una de las visitas diseñadas exclusivamente para un público internacional, ya que se imparte en inglés. “Hace tiempo nos dimos cuenta que el cliente de fuera demandaba un tipo de visita diferente al público nacional, por lo que también buscamos cubrir esas demandas”, apunta el director.

Por otro lado, “el contar con un restaurante propio dentro del museo también supuso un impulso para tener una experiencia más completa potenciando el ‘wine cooking’”. Paso a paso, Vivanco ha sido el germen del enoturismo en Rioja que a su vez ha servido para que otras bodegas se animen a abrir sus puertas siendo conscientes de que es una buena forma de fidelizar a sus clientes. Todo eso ha ayudado a profesionalizar mucho más el enoturismo, con instalaciones y departamentos enfocados a ello.

El turismo en el viñedo, próximo reto

Santiago Vivanco reconoce que aún quedan pasos importantes que dar en el desarrollo de esta herramienta de enoturismo. En la parte que les toca, sitúa esa meta en el enoturismo a pie de viña, “una tarea todavía pendiente”. Son conscientes de que en este aspecto otras bodegas les han llevado la delantera, por lo que el equipo se vuelca ahora en crear nuevas experiencias en el campo.

“Ir a ver una bodega está muy bien, pero una vez has visitado ya tres te das cuenta de que todas son muy parecidas y la gente lo que quiere es tener una experiencia diferente. Y eso es más fácil en un viñedo especial, tomando ahí el vino mientras te cuentan la historia. Creo que aquí en La Rioja abusamos de enseñar las bodegas y creo que la gente no demanda tanto eso, si no que quiere otro tipo de vivencias. Por eso toca reinventarnos. Además, para ofrecer un mejor servicio y más factible para las bodegas, harían falta empresas de servicios dedicadas a proveer de guías a los museos y a las propias bodegas ya que no todas pueden permitirse tener un equipo de enoturismo.

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