Desde que era una niña la música formaba parte de ella. Era su pasión, “algo que necesitaba hacer”, pero nunca se planteaba vivir de ella. Afortunadamente para el público la vida le ha ido llevando y ella se ha dejado llevar. Comenzó trabajando con la música de manera pedagógica, como docente, pero de un tiempo a esta parte se ha subido a los escenarios y su faceta como artista nos ha permitido verla como es y conocer lo que siente. Elena Aranoa se define como alguien que necesita la música para vivir y está convencida de que el arte nos salva a todos “y en mi caso, la música en particular”.
– ¿Cuál fue el punto de inflexión para comenzar su andadura profesional?
– Yo tuve hace 16 años un accidente de tráfico muy grave que me obligó a estar inmovilizada mucho tiempo. Por aquella época daba talleres musicales, pero tuve que parar durante un año. Y la música me salvó. Dedicaba todo el tiempo a crear y desarrollé mucho más mi faceta creativa. Tenía un grupo de música (El Tenderete) con mi amiga Elisa Tobalina y durante mi convalecencia compuse canciones para niños, que era algo que tenía en mente pero nunca encontraba el momento. En ese tiempo de espera hicimos un disco nuevo y ahí empezó mi faceta más profesional de cara a la música.
FOTO: Raquel Fernández
Además, en esos momentos de no poder hacer nada, un amigo director de teatro, Jorge Padín, me invitó a un taller que iba a hace de cabaret. El cuello no lo podía mover, pero sí podía tocar el piano y empecé a participar. A partir de ahí hice muchas cosas con Jorge y fui componiendo temas para espectáculos teatrales, a veces sola y otras con mi compañero Nacho Ugarte, con el que tengo otro grupo, Mirando al Sur, e interpretamos canciones antiguas, música tradicional…
– ¿Qué no hace Elena Arana?
– Todavía me faltan cosas por hacer. A lo largo de la vida vas conociendo a muchas personas y todos somos muy poliédricos, y hay con quien puedo desarrollar más mi faceta como compositora a nivel instrumental, con quien puedo hacer canciones que me gustan en otro estilo, con quien me aventuro en otros proyectos, como el que comparto con Jorge Garrido llamado Cuerdas y Teclas en el que él toca la zanfona y hacemos música tradicional pero revisada que pasa por loops electrónicos, o con quien trabajo la faceta infantil, como con Elisa.
Pero fue cuando tuve más tiempo par mí cuando empecé a preparar arreglos para atreverme a hacer sola piano y voz. Yo soy pianista, pero hasta el momento del accidente no me había atrevido a ponerme al piano y a cantar. Reconozco que me costó mucho tiempo romper esa barrera de acompañarme a mí misma, y lo hice con un repertorio para Elisa y para mí con el que intentamos acercar la poesía a través de la música a la gente joven.
FOTO: Elena del Real
– Está claro que se aleja de la música comercial. ¿No le da miedo lanzarse a proyectos tan diferentes?
– En mi pensamiento no está voy a hacer ‘esto’ porque va a tener mucho éxito. La gente que de verdad tenemos una pasión hacemos cosas que nos mueven, que realmente nos hacen sentir en paz con nosotros mismos. Yo no podría hacer algo pensando en vender mucho que me alejara de mi esencia. No se me pasa por la cabeza. Hago lo que me nace, y si le gusta a cuatro, genial, si le gusta a cien, mejor y a un millón, ni te cuento. Lo que hago lo hago por amor a lo que me hace sentir bien. Reconozco que no es nada comercial, pero es lo que siento. Para mí ya es un éxito dedicarme a lo que me dedico y poder vivir de esto, independientemente de que me conozca poca gente.
– Hablamos por ejemplo de poner música a Lorca, ¿complicado, no?
– ‘Nanas para Federico’ nace de mi profunda dmiración por García Lorca y del enamoramiento generado al leer su ‘Las nanas: conferencia sobre las canciones de cuna españolas’. Con el fin de llevar a escena esta conferencia, realicé un proceso de investigación sobre las canciones de las que habla el poeta. Sí que es cierto que hay versos que no encuentras el modo de cantarlos, sin embargo hay otros que tienen una música interna tan poderosa que a la primera lectura ya estoy tarareando algo. No sé explicar muy bien cómo nace eso, pero así me pasa. El proceso creativo surge trabajando, las musas no te visitan porque sí. Todas estas cosas surgen de tu propia vida, de lo que has vivido, de toda la música que has escuchado, de todas las pelis que has visto, todos los cuentos que has leído… de toda la cultura que has ido acumulando.
– Y después llegó ‘Tú me quiere blanca’, un álbum inspirado por la belleza de poemas de mujeres de la Generación del 27
– Desde hace tiempo leo mucha poesía, a la que llegué por cierto a través de la música gracias a Joan Manuel Serrat, Paco Ibáñez, Amancio Prada… Ellos me descubrieron a muchos poetas y me ayudaron a conocer mejor a los que ya había leído. Ahora ya se ha convertido en un vicio leer y sorprenderme en cuál encuentro una canción. Y ahora, con Internet y redes sociales si lees o reaccionas a algún texto, el algoritmo te lleva a otro y así fui leyendo muchas cosas de mujeres que no conocía y casi todas del 27. Porque sabemos mencionar a autores masculinos de esta generación, pero ¿si te pregunto tan solo por dos nombres de mujer? Junto a este descubrimiento y mi admiración por las autoras iberoamericanas como Gabriela Mistral, Alejandra Pizarnik o Alfonsina Storni fui construyendo este trabajo.
‘Tú me quieres blanca’ es un granito de arena que contribuye a dar un poco más de luz a todas a través de la música. En todos los conciertos que voy haciendo la sensación al terminar es increíble porque mucha gente se acerca y te agradece lo que le has enseñado. Con despertar en alguien la curiosidad de leer a alguna de estas autoras, algo ya he hecho. Era muy necesario reivindicar la labor de tantas mujeres creadoras que no ocupan el sitio que merecen.
– Y ahora, zarzuela…
– Efectivamente. Además de ser director de escena teatral, Nacho García dirige zarzuela y ópera y tuvimos la suerte de conocernos en Voces de la Lengua cuando yo estaba con las Nanas de Lorca y me llamó para trabajar juntos en el proyecto ‘La Rosa del Azafrán’ que se estrenó en enero en el Teatro La Zarzuela de Madrid y está siendo un exitazo. Estoy trabajando con actores como Mario Gas o Vicky Peña y lo mejor de todo es que García creó un papel especial para mí. No es un personaje como tal, sino un hilo que une la obra más a la tierra, que es un homenaje a La Mancha. Una mujer que cantara canción popular, reinventar esos temas y que alguien los cantara como si los interpretara la voz del pueblo. Y ahora estamos ensayando en el Campoamor de Oviedo.
* Entre la realización de esta entrevista y su publicación, Elena ha sufrido un pequeño accidente (no os preocupéis que está bien), así que, de momento, no podrá participar en el proyecto de La Rosa del Azafrán.
