Tal vez sea por este invierno loco disfrazado de primavera, que la sangre de los riojanos anda algo alterada. En tiempos de guerra cualquier agujero es trinchera y Cupido te abre una ventana de oportunidad en el lugar menos esperado. Sin ir más lejos, algún vecino de Lobete (deducimos el género masculino por la gramática del mensaje) andará dándole vueltas aún a si el mensaje que le han dejado en su coche es un insulto o una proposición indecente.
“Si eres así en la cama llámame, guarro”, reza la declaración de intenciones -aderezada con un simpático corazón- que decora un vehículo estacionado en las inmediaciones de la estación de Logroño. El Sereno desconoce si el osado reclamo ha obtenido respuesta (en la luna trasera no hay rastro de ninguna forma de contactar con el/la remitente), como tampoco tiene constancia de si el propietario del vehículo ha pedido cita en el túnel de lavado o, por el contrario, ha optado por entregarse decididamente a la guarrería.
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