Íñigo Zabala.-Era 1990. La última edición del festival Iberpop de Logroño regaló para el recuerdo una vibrante noche donde un exultante Loquillo impuso sus reglas ante un polideportivo Adarraga con más de 2.500 personas que jalearon las proclamas del cantante contra el servicio militar obligatorio.
En la madrugada del 4 de enero de 2024, 34 años después, Loquillo ha regresado otra vez, y van varias, al escenario del primer festival del año, Actual, con un repaso a sus clásicos para recordar aquel rockero rebelde y airado que desafiaba a lo establecido.
FOTO: EFE/ Raquel Manzanares.
Así, José María Sanz, ‘Loquillo’, volvió a llenar, esta vez el Palacio de los Deportes de La Rioja, confirmando que sigue siendo un valor seguro. Y que con 63 ‘tacos’ recién cumplidos tiene cuerda para rato.
Pasada la medianoche, el cantante catalán, aunque instalado desde hace años cerca de Logroño, en Laguardia, hizo su aparición de traje negro impoluto, al ritmo de una de sus canciones más recientes, ‘Los buscadores’. Con el público todavía frío, el ‘loco’ reivindicó el fuego y pasión que le hizo estrella levantando al personal en uno de sus últimos grandes temas, ‘Salud y rock and roll’.
A partir de ahí, los espectadores llevaron en volandas a un Loquillo que dio su pincelada política reafirmando que “nosotros sumamos, no restamos” cuando realizó la tradicional presentación de sus músicos ante un aplauso generalizado de un público totalmente entregado.
FOTO: EFE/ Raquel Manzanares.
Siempre de negro, con sus gafas de sol retadoras que esconden la mirada de un artista que, con más de 40 años de carrera a sus espaldas, ha mantenido el nivel de “incendio” entre el público con canciones que ya son himnos de varias generaciones.
Tras más de una hora de concierto, Loquillo ha prendido la traca final con ‘La mataré’ (sí, todavía la canta), ‘El ritmo del garaje’, para finalizar con sus grandes ‘hits’; ‘Feo, Fuerte y Formal’, ‘Rock and roll star’ y ‘Cadillac solitario’.
Y tras 17 canciones, el músico del barrio obrero de El Clot volvió a emocionar a Logroño evocando a aquel concierto mágico del Adarraga de los 90. Como si no hubiera pasado el tiempo. Con su característico tupé y su música desafiante, Loquillo sigue siendo el rey.
