Hace 35 años que no vive en Logroño pero se siente riojana por los cuatro costados. Estos días la logroñesa María Manzanares está de enhorabuena. De manos del ministro de Agricultura francés, Marc Feneau, ha recogido la medalla de oro de la Academia de Agricultura del país vecino donde lleva trabajando desde que consiguió allá por 1987 una beca para realizar su tesis doctoral.
“Es un galardón a toda mi carrera de formación y de investigación y al trabajo que hemos realizado en el Instituto de Investigación Genética, Medioambiental y de Protección de Plantas”, asegura. Y es que desde hace años a toda su carrera docente y científica también se le une la dirección en el ‘Instituto Agro Rennes Angers’ donde capitanea a los más de 260 profesionales que investigan allí.
Especializada en cuestiones medioambientales, María dejó el centro de Navarra en el que había empezado a trabajar para llevar a cabo su tesis doctoral. “Había estudiado Ciencias Biológicas en Madrid y me había especializado en genética”, recuerda. “Empecé a trabajar en el ya desaparecido INEA, en un centro que había en Mendavia pero siempre había querido salir al extranjero”.
Decidió hacer su tesis doctoral en la Bretaña francesa. Difícil que fuese más riojana su aportación. “Fue sobre la resistencia de las alcachofas a los virus, la idea era buscar en la diversidad genética cómo las plantan pueden defenderse de las enfermedades y así poder encontrar variedades más resistentes”.
Su carrera desde entonces ha estado enfocada a tres productos: la alcachofa, la coliflor y la colza. “Los dos primeros, especialmente implantados en nuestra región”. Desde entonces no ha parado de investigar y formar a nuevas generaciones.
“El premio me hace especial ilusión porque es a todo una carrera científica pero también a la docente”. Ahora sus líneas de trabajo están enfocadas a las limitaciones medioambientales de determinados cultivos. “Es un tema muy de actualidad, especialmente con el cambio climático, porque está amenazando a muchas plantas, algunas de ellas en los campos bretones pero también en los riojanos”.
Así, con sus trabajos de investigación determinan cómo reacciona una planta al estrés hídrico o a las fluctuaciones de las temperaturas. “Estas cuestiones genéticas son fundamentales para la transición ecológica y hay mucho en juego”, dice desde Logroño donde estos días los pasa junto a su madre, que aún vive aquí.