Las sirenas y las lágrimas han vuelto a Santurde un día más. Esta vez para dar el último adiós a Manu Montoya, el joven que falleció tras ser arrollado por un vehículo en el Centro de Salud de Haro.
El pequeño municipio, de algo menos de trescientos habitantes, ha despedido a su amigo, a su hermano, a su hijo, a un chaval al que todos conocían y al que todos querían. Las palabras que han pronunciado sus compañeros en el funeral, que ha tenido que llevarse a cabo en la plaza del pueblo porque la iglesia “se ha quedado pequeña”, han desatado las lágrimas y el recuerdo de todo el que se ha acercado a Santurde. “Era una gran persona. Siempre estaba pendiente de los demás”, han repetido una y otra vez. Su pareja, también ha destacado que “Manu era el alma de la cuadrilla y del pueblo”.
Tres días después de los hechos que han conmocionado a Haro y a Santurde en particular, y a La Rioja en general y que han provocado además de la muerte del joven la hospitalización de otras cinco personas, ambulancias, Cruz Roja y bomberos de todos los parques de La Rioja han vuelto a hacer valer eso de ‘todos para uno y uno para todos’.
