La Rioja

Ecopastorea, radiografía de un sector en declive

“No hay garantías de que la ganadería ovina y caprina continúe durante muchos años más”

Fotos: AGROVIDAR

El ganado lanar en La Rioja abarcaba en 1865 hasta 452.129 animales y 5.820 ganaderos, época en la que la Sierra de la Demanda acogía a unas 81.000 ovejas . En 1993, sin embargo, las explotaciones que continuaban en pie se quedaban en las 750, siendo 151 municipios (el 86 por ciento de los pueblos riojanos) los que contaban con ganado ovino. Pero la cifra ha seguido empeorando hasta llegar a las 111 explotaciones de ovino y caprino en 2022. Ahora, entre Anguiano y las Siete Villas, apenas superan las 11.000 ovejas.

Entre 1995 y 2022, la comunidad ha perdido 122.383 ovejas y unas 6.000 cabras, siendo mayoritaria la pérdida de ganado en el valle (71,5 por ciento) que en las comarcas de la sierra. Pero los porcentajes de disminución del censo de explotaciones han sido mayores que el número de animales, es decir, se han perdido corrales, pero los que han sobrevivido han aumentado el número de cabezas.

Estos son algunos de los datos que revelan el declive de un sector que llegó a ser pujante en la economía de la región, pero que ahora está hecho solo para unos pocos valientes. Se presenta así un análisis del sector ovino y caprino en La Rioja realizado en el proyecto Ecopastorea, impulsado de la mano de la empresa de servicios agrarios Vidar Agrosoluciones (Agrovidar) y beneficiario de la convocatoria de Proyectos Piloto y Emblemáticos para el Reto Demográfico de 2022, promovido por la Dirección General de Desarrollo Rural y Reto Demográfico. El estudio se publicará próximamente en formato digital.

El punto de partida ha sido la obra de investigación ‘Mil Millones de ovejas. Estudio Socio-Económico en La Rioja, España y el mundo’, llevada a cabo entre 1993 y 1994 por parte de Emilio Barco y Juan Domenech. Unos datos que previamente se han digitalizado para disponer así de una fotografía fija del sector ovino y caprino durante aquella época y, seguido, dibujar su evolución hasta 2021 con los datos aportados por el Departamento de Estadística de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Mundo Rural, Territorio y Población. Datos al detalle de cada año y en cada comarca y localidad entre 1995 y 2021 para conocer la realidad cuantitativa de una economía regional, pero también la realidad social que la rodea con las voces de quienes hacen posible su supervivencia.

Ramiro Palacios Cuesta, técnico en Pastoralismo y Desarrollo Rural en Agrovidar, es uno de los responsables de este proyecto que, junto a María Barco, ha realizado el trabajo de campo entre los meses de noviembre de 2022 y abril de 2023. En concreto, han sido 78 las explotaciones de ovino y caprino las participantes en la muestra, estudiadas y seleccionadas por tener más de 450 cabezas de ganado ovino y 100 de caprino (explotaciones más profesionales) y hacer una gestión en extensivo (primando el pastoreo).

Estas 78 explotaciones, distribuidas en el Valle del Ebro, Valle del Oja y Valle del Najerilla, Alhama-Linares, Alto Cidacos, Alto Leza, Alto Iregua, Alto Najerilla y Alto Oja, se han visitado ‘in situ’ para poner voz y rostro a los protagonistas de un sector en retroceso desde hace años. “Además del cuestionario que hemos repartido entre los pastores, hemos aprovechado para conocer sus opiniones y percepciones, ya que la presencia, la opinión y las propuestas de las personas que a diario realizan el pastoreo se han situado en el centro de la labor de investigación”, destaca Palacios.

Las conclusiones extraídas después de medio año de trabajo arrojan un escenario con pocas luces en el campo. “No hay garantías, en general, de que la ganadería ovina y caprina pueda continuar durante muchos años más y menos si se plantea desde el punto de vista del relevo familiar. En las comarcas del Alhama-Linares y Alto Najerilla hay una presencia más significativa de animales, pero obstáculos como la sequía y la elevada edad media de los pastores en el primer caso, y los ataques de lobo en el segundo, hacen pensar que el panorama en los próximos años va a ser muy complicado. Por otro lado, las zonas entorno al Valle del Ebro han sido las más perjudicadas y, de no mediar cambios significativos, el escenario que se dibuja es la desaparición del ganado, por no hablar del incremento de costes y de que el consumo de carne de ovino continúa en descenso, por lo que el mercado no ayuda a corregir la situación”.

Así de contundente se muestra Palacios tras el desarrollo de un proyecto de investigación donde se ha recogido información sobre las instalaciones, el número y tipo de animales, el sistema de manejo, el uso de los recursos pascícolas, la edad de los titulares y las perspectivas de las explotaciones en relación al recambio generacional en el sector. Todo ello con el fin de divulgar el conocimiento recopilado y fomentar la incorporación de nuevos activos al sector.

“No teníamos datos precisos desde 1994 y en estos casi 30 años han desaparecido cerca del 70 por ciento de las explotaciones. Pero más allá de describir en profundidad la situación del sector y ponerla en conocimiento de la sociedad, lo que queremos es buscar fórmulas que faciliten dicha incorporación de nuevos activos, así como tener un planteamiento proactivo para tratar de revertir este escenario. Para ello hemos organizado diferentes jornadas donde también participan pastores y así acercar el estudio a todos”, incide el técnico en Pastoralismo y Desarrollo Rural en Agrovidar.

Algunas de las conclusiones que se plasman en este proyecto es el impacto directo o indirecto que tiene el declive de la ganadería ovina y caprina en otros ámbitos, como es la pérdida de puestos de empleo, la pérdida de derechos PAC, la intensificación de los procesos de matorralización, el incremento del riesgo de incendios, la pérdida de biodiversidad, así como de identidad y cultura alimentaria, y también la falta de uso de las infraestructuras.

Así, para evitar estos problemas, Agrovida ha planteado una serie de medidas a valorar: incorporación de personas sin antecedentes familiares, puesta en marcha de Espracios ‘Test Agrarios’ o programas similares, priorización para jóvenes y mujeres en el  acceso a pastos y derechos PAC por parte de los ayuntamientos, programas de acompañamiento con explotaciones cedentes y personas dispuestas a adquirir, promoción del silvopastoralismo, uso del ganado en el mantenimiento de cubiertas vegetales y en el control de la vegetación forestal, creación de marcas y otros distintivos de calidad para diferenciar el producto en el mercado, aplicación de modalidades de cesión alternativas como el alquiler con derecho a compra y creación de bancos de derechos PAC públicos, entre otras.

Subir