Toros

Fabio Jiménez y Guillermo Hermoso de Mendoza, a hombros en Aldeanueva

Anda celebrando la juventud sus fiestas en Aldeanueva de Ebro y dos jóvenes toreros abandonaron hoy su plaza de toros en volandas: Guillermo Hermoso de Mendoza y Fabio Jiménez. Que sortearon toros tan dispares. Tanto de presentación como de comportamiento. Con los rizos propios de la edad, tan cuajados y tan hondos como colaboradores, nobles y de gran durabilidad resultaron los destinados a la lidia a caballo. Tan enclenque como vacío de empuje y ayuno de poder fue el primero de Domingo Hernández. Tan huidizo y protestón, arrastrando en su embestida tantos defectos y con aquellos finales tan bruscos, vino a ser el cuarto.

Protestado de salida fue aquel birrioso novillito que os decía, al que Fabio recibió con mucho mimo y delicadeza. Sin apenas lomo para acertar con la puya, se quedó el de Domingo Hernández apenas sin castigar. Y aquella endeblez no aguantaba la forma en la que Fabio Jiménez siempre se imponía. Aquel trazo tan curvo, aquella mano tan baja. Hubo temple y surgió una serie en redondo pulsada y sin casi toques. Sin que Fabio perdiera un ápice de naturalidad. Siempre vertical el novillero. Terminó el de Domingo Hernández defendiéndose y también intentando zafarse en el momento del embroque. Hasta que en unas livianas manoletinas parecieron darle un poquito de aire al birrioso novillo. Oreja.

Marcó querencia hacia la puerta de arrastre el que hizo cuarto. Siempre tan distraído, tan sueltito y corretón. Apretó en banderillas y ahí que supo Jiménez llevarlo siempre muy tapado. Y templado y ligado. Tanto que el de Domingo Hernández pronto se supo podido y empezó a soltar la cara en aquellos finales de embestida tan violentos. Un golpe se llevó Jiménez, que volvió a la cara de su enemigo con el mismo poso, la misma naturalidad e idéntica serenidad. La madurez de este novillero es evidente. Ocho meses lleva entrenando día sí y día también. Como para no.

Vino la sorpresa de la tarde en forma de embestidas, de fondo, de empuje y de todo lo que duraron aquellos dos toros hondos y cuajados de Romao Tenorio. Se adivinaban un poco bastos, pero anda lo que arrearon, lo que persiguieron las monturas de Guilermo Hermoso y la fijeza que derrocharon.

Pareció excederse Guillermo Hermoso con los dos rejones de castigo a su primero. Tan corretón de salida y tan templado y encelado por el estellés a lomos de Jíbaro. A dos pistas templó y se dejó llegar en banderillas a su enemigo montando a Ilusión, siempre con el pecho de la montura tan ofrecido. Tres cortas clavó a lomos de Justiciero con su enemigo ya muy parado. Se atascó con el rejón de muerte y todo quedó en una fuerte ovación.

Recibió a su segundo oponente montando a Martintxo, con el que puso un rejón de castigo tras un quiebro. A lomos de Malbec, un caballo de enorme alzada, templó y enceló las correosas embestidas de su enemigo a escasos centímetros de la silla. Llegaron los quiebros con Ecuador, dejando una primera banderilla tras un doble quiebro y, nuevamente sobre Justiciero, dejó un par de banderillas a dos manos, que le sirvió para pasear el doble trofeo.

La ficha

  • Plaza de toros de Aldeanueva de Ebro. Casi lleno.
  • Dos toros de Romao Tenorio para rejones; colaboradores, nobles y de notable durabilidad y dos novillos de Domingo Hernández, desiguales de presentación, birrioso el primero, que también resultó flojo y deslucido; complicado el segundo.
  • Guillermo Hermoso de Mendoza: saludos y dos orejas.
  • Fabio Jiménez: oreja en ambos.
Subir