Semana Santa

Disciplina como penitencia: ocho ‘picaos’ y ocho mil golpes

Ocho disciplinantes reviven la tradición de los ‘picaos’ en San Vicente

Foto: Raquel Manzanares EFE

Ocho “picaos” han cumplido su penitencia en la procesión de Jueves Santo de San Vicente de la Sonsierra, que ha congregado a miles de personas en las calles de este pueblo riojano para presenciar este rito ancestral de origen medieval que tiene un carácter único en España.

La procesión del Jueves Santo es la primera ocasión en la que cada Semana Santa se repite esta tradición, que este mismo día se repite en la ‘Hora Santa’, dentro de la iglesia de San Vicente y con la previsión de que la realicen otros cinco disciplinantes, ha explicado el portavoz de la Cofradía de la Vera Cruz, José Ramón Eguíluz.

EFE/Raquel Manzanares

Cada uno de los “picaos” ha elegido un momento de la procesión para iniciar este rito, siempre detrás de una de las imágenes que recorren las intrincadas calles de San Vicente, portadas por miembros de esta cofradía, cuyos orígenes están documentados en el siglo XVI.

En la procesión de Jueves Santo recorren las calles las imágenes de la Santa Cruz, los apóstoles, Jesús Cautivo -portada por mujeres-, Jesús azotado y la Virgen Dolorosa.

EFE/Raquel Manzanares

Aunque en Viernes Santo se va a repetir este rito, lo hará con un recorrido diferente, por la mañana y por la tarde, y también con imágenes distintas.

Los “picaos”, cubiertos con una capucha para ocultar su identidad y un hábito blanco de hilo con una abertura en la parte posterior, han flagelado su espalda con una madeja de algodón, de entre 750 y 850 gramos durante unos 20 minutos y se han dado hasta casi un millar de golpes cada uno.

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Tras ese momento, el práctico que acompaña a cada disciplinante, le golpea levemente tres veces cada lado la zona lumbar de su espalda, lo que le permite que brote un poco de sangre y evitar molestias posteriores, pero nunca para mortificar más o aumentar el sufrimiento.

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Los cristales que contiene la “esponja” y que el práctico utiliza para el “picado” permiten que cada disciplinante reciba 12 pinchazos, que simbolizan a los 12 apóstoles, tras lo que recibe un lavado higiénico y sanitario con agua de romero, para que no haya efectos sobre la punción y los hematomas producidos.

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