La Rioja

La Despensa de Medrano: pan y tertulias para sobrevivir

José Ruiz, a las puertas de su local La Despensa de Medrano

El bar de Medrano lleva más de un año cerrado a cal y canto a causa de las obras que se acometen en él. Los moradores de este pueblo a las faldas del Moncalvillo aseguran que “la reapertura se está prolongando más de la cuenta”, así que tienen que buscar alternativas a su café diario y las charlas matutinas en la barra. Y esa alternativa es la Despensa de Medrano, que regenta José Ruiz.

Lo hace desde principios de los 2000 y a lo largo de estas más de dos décadas que lleva abierto el establecimiento este madrileño de nacimiento ha logrado hacerse un hueco estable y de confianza en el pueblo. Cuando llegó recuerda que había hasta tres tiendas de alimentación, pero ya solo la suya permanece abierta para dispensar desde el pan de cada día, hasta embutidos, fruta, congelados, encurtidos, productos de limpieza e incluso café frío. “Todo lo que se puede necesitar en una casa y que aquí tienen a mano sin necesidad de desplazarse. Básicamente, lo que tiene una típica tienda de barrio”.

Pero José reconoce que “trabajaba mejor cuando el bar estaba abierto porque había más movimiento de gente, sobre todo los fines de semana al ser paso de ciclistas y senderistas que van al monte”. Ahora su tienda se ha convertido en el centro social del municipio con todos los pros y contras que eso conlleva, “porque esto muchas veces actúa de confesionario entre unos y otros clientes, por no hablar de las broncas que surgirían si salieran de estas paredes las palabras que aquí se escuchan”, ríe.

También le ha costado hacer hincapié entre sus parroquianos con los horarios de apertura (de 9:00 a 13:00 horas y de 17:00 a 20:00 horas). “Pero, claro, como vivo justo arriba de la tienda, han sido muchas las veces que me han llamado al timbre fuera de horario para que les atendiera, aunque ya se van acostumbrando Luego también abro un rato a las dos de la tarde porque coincide con que salen los niños del colegio y pasan a coger el pan. Al final te tienes que adaptar también a sus horarios”.

Pero los inviernos siguen siendo complicados en este municipio de unos 300 habitantes, “aunque viviendo de diario son muchos menos”, al igual que ocurre en todo comercio de pueblo. José despacha a diario a poco más de una veintena de clientes, “pero el ser el único local abierto beneficia porque todo se concentra aquí”. Tal vez el hecho de que la carretera principal del municipio discurra por la puerta del establecimiento ayuda también a que el público foráneo tenga conocimiento de la existencia de un comercio de alimentación en Medrano.

En ese triángulo que conforma Entrena, Sojuela y Daroca de Rioja, la Despensa de Medrano sobrevive así “con mucho sacrificio” y gracias a las ventas de los fines de semana, puentes y el verano. Y es que la rentabilidad de un negocio así, asegura su propietario, “es muy justa y cada vez menor, sobre todo desde que se generalizó tanto el uso del transporte, porque ahora la gente prefiere coger el coche y comprar en Logroño en las grandes superficies”. Pero José insiste en que aguantará hasta su jubilación.

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