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El Bretón celebra este lunes el Día Mundial del Teatro con ‘El perro del hortelano’

El Teatro Bretón celebra este lunes, a las 20 horas, el Día Mundial del Teatro con la puesta en escena de una adaptación teatral de Paco Mir y Maluquer de la obra de Lope de Vega ‘El perro del hortelano’ y con la difusión del mensaje oficial de esta efeméride impulsada por el Instituto Internacional del Teatro que este año lo realiza la actriz egipcia Samiha Ayoub.

El director de esta versión, Paco Mir, adapta y dirige esta puesta en escena imprimiendo al espectáculo una clara influencia de Tricicle en el ritmo del espectáculo y la gestualidad de los intérpretes. Será una función de Teatro accesible con audiodescripción para personas con discapacidad visual y subtitulado para personas sordas.

Paco Mir explica que esta función “entra de pleno dentro del género de ‘Teatro dentro del teatro’, ya que representamos El perro del hortelano y, al mismo tiempo, desarrollamos una sátira amable sobre el mundo de las compañías en gira”. Por una parte, añade, “tenemos la trama de dos técnicos que se ven obligados a sacar adelante una función sin apenas medios y por otra se pone en escena el texto original de Lope de Vega.

La trama de los técnicos habla de las dificultades de las compañías itinerantes para levantar producciones y de las soluciones para salir del paso ante cualquier contingencia. La que se vive en esta función es de las más complicadas: dos técnicos inasequibles al desaliento, que por un error incomprensible se encuentran sin el resto de su compañía, sin escenografía y sin vestuario, se comprometen a representar la obra con la ayuda de dos actrices locales a las que acaban de conocer que se conocen el texto de arriba abajo.

Una función que no pierde la comicidad del original y que, gracias a la trama secundaria protagonizada por los dos técnicos, explica con toda claridad los enredos de Diana y Teodoro.

El Perro del hortelano es una obra palatina de enredo en la que una condesa, al ver que una de sus criadas se ha enamorado de su secretario, tiene un ataque de celos y, olvidándose de la diferencia de clases, se encapricha de su sirviente a pesar de que su honor de condesa pueda quedar mancillado.

Los pretendientes de la condesa, alarmados por los acontecimientos, contratan a un matador para librarse del sirviente, pero, a última hora, una argucia convierte al secretario en el hijo perdido de un conde, por lo que la boda entre la condesa y su sirviente pone un final feliz a la comedia.

Esta versión es un clásico hecho Tricicle. Un espacio vacío. Casi vacío. Una alfombra colgando del telar, otra limitando el espacio de actuación y algún mueble manejable es todo lo que les hace falta para recrear todos los salones palaciegos, jardines e iglesias que se describen a lo largo de la obra. Un espacio vacío que rinde homenaje a la manera de hacer del Siglo de Oro.

“Los espacios vacíos existen para ser llenados por la imaginación de los espectadores. Nosotros nos limitaremos a ayudarles a construir su propia escenografía – la que verá en su cabeza– sugiriendo sutiles acotaciones arqui­tectónicas por parte de los narradores; la iluminación, esculpida a golpe de foco, hará el resto. No hay nada más lleno que un espacio vacío”, aclara Paco Mir.

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