El Rioja

El etiquetado digital del vino impuesto por Europa, en manos de un código QR

La revolución digital en el sector del vino da un paso más en su desarrollo y esta vez irrumpe con fuerza desde la parte más visual: las etiquetas que recubren cada botella. La modificación de la normativa europea para el etiquetado del vino ha suscitado dudas e interés a partes iguales entre las bodegas y agentes implicados a la hora de conocer cómo se van a materializar estas nuevas directrices que entrarán en vigor el próximo 8 de diciembre del presente año.

Este etiquetado informativo de carácter obligatorio deberá incluir los ingredientes del producto (alcohol, azúcares, ácidos,…), así como la descripción nutricional y si contiene alérgenos. Es decir, poner a disposición del consumidor la información completa de lo que está ingiriendo y hacerlo, como mínimo, en 24 idiomas. Pero muchas de las etiquetas ya incluyen de por sí abundante información, por lo que la digitalización va a hacer de las suyas para facilitar a elaboradores y clientes el proceso de transición.

“Esta novedad facilitará a las bodegas cumplir con la ley y, además, será una oportunidad para ir mucho más allá a nivel de marketing e inteligencia artificial, ya que permitirá incluir información adicional y demos para crear un vínculo más directo con el cliente y obtener a su vez información del consumidor”, ha señalado Jonathan Melón, gerente de Riojadhesivos, durante una jornada en el Espacio Lagares organizada junto a NueveCuatroUno y la compañía catalana TapInPack.

FOTO: Fernando Díaz/Riojapress.

Esta última ha creado una plataforma que permite cumplir con esta nueva legislación mediante un Código QR que se puede escanear fácilmente con un móvil. “Ya sabéis, ese invento que parecía tener los días contados hasta que llegó la pandemia, desaparecieron las cartas de los restaurantes y todos nos acostumbramos a usarlo”, ha bromeado el director de NuevecuatroUno, Manuel Martín.

En opinión de Jordi Breda, director ejecutivo de TapInPack, “esta normativa a la que tendrán que adaptarse todas las bodegas tiene mucho sentido porque su fin es ofrecer información al cliente como ocurre en otros productos y yo como consumidor quiero conocer los ingredientes que ingiero, si ese producto tiene alérgenos o qué cantidad de azúcares y calorías tiene, pero también es cierto que esto implicaría hacer etiquetas con letras cada vez más pequeñas e incluir simbología nutricional que cuesta identificar y entender”.

Por ese motivo han lanzado al mercado esta herramienta digital que apenas supondrá en la etiqueta 1,5 centímetros de longitud (recomiendan que no sea menor a estas medidas para facilitar su lectura) y que albergará toda la información necesaria. Lo único que tienen que hacer las bodegas para desarrollar este código QR es rellenar un formulario con datos sobre el producto, algunos obligatorios y otros opcionales, como puede ser la zona de producción (denominación de origen), la añada, las variedades… Una plantilla en la que se podrán modificar datos o añadir más información una vez creada desde el propio QR.

“En apenas cinco minutos tendrán un código listo para escanear y que será único para todas las botellas de una colección o añada, no un código diferente para cada botella. Además, no tienen que preocuparse por los idiomas, porque la información se muestra según el idioma en el que esté configurado el navegador donde se trabaja, por lo que se carga automáticamente. Y sin necesidad de descargar ninguna aplicación”, destaca Breda. Ahora les toca a las bodegas abordar esta nueva medida. “Y cuanto antes la implanten, mejor para ellas”.

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